viernes, 20 de marzo de 2020

Menos aplausos y más responsabilidad



A Rúa Nova, 20 Marzo de 2020

Con el coronavirus llegó el estado de alarma a España, y ha provocado que nos encerremos a la espera de que las cosas mejoren. La gente está confinada en sus casas, pero el virus está fuera, esperando a que nos cansemos y acabemos saliendo, mezclándonos, tocándonos. Tarde o temprano echaremos de menos los abrazos, los besos, el contacto físico con las personas queridas y terminaremos por perder el miedo para disfrutar de la relaciones sociales.

La psicosis inicial dará paso a un hábito más o menos controlado que nos permita vivir sin tanto miedo. De hecho muchos ya lo han perdido, o más bien nunca lo han tenido. Digamos que el Estado está en alarma, pero algunas personas no se alarman. Por eso se saltan las indicaciones de seguridad y se exponen, y ponen, en peligro a los demás. Por eso necesitamos las sanciones, porque si no hay multa no nos tomamos las medidas en serio.

En el fondo nos encantan este tipo de cosas. Nos gusta apelar a la solidaridad, a la resistencia ante cualquier imprevisto. Inventamos eslóganes para que los programas sensacionalistas los repiten como loros. Sacamos el ejército a la calle en vez de dar medios a los científicos. Pero es que el ejército es mucho más vistoso. ¡Donde va a parar! ¿Se imaginan a la gente aplaudiendo a los científicos? ¿Esos señores aburridos que ni siquiera van de uniforme? Ellos están mucho mejor en otros países, donde hay menos horas de sol y la gente sale menos de casa. 

Aquí lo que nos gusta es aplaudir. Aplausos a los médicos, aplausos a los militares, aplausos a la policía, aplausos a los empleados de los supermercados. En medio de tanta euforia, ¿qué tal un aplauso a los políticos? 

Acabaremos aplaudiendo al coronavirus por hacer que sigamos aplaudiéndonos unos a otros.

¿Pero que hay de nuestra responsabilidad? Eso es lo único que importa ante situaciones como esta. Dejémonos de eslóganes, de aplausos y de frases más o menos campanudas. Nos adentramos en tiempos inciertos, con consecuencias impredecibles, y nos han pedido que, por una vez, seamos responsables y pensemos en todos antes que en nosotros mismos. Deberíamos estar contentos de que nos pongan en nuestras manos tanta responsabilidad. 

Pensemos que, por una vez, todo depende de la propia ciudadanía, y que los políticos no pueden estropearlo. Tenemos una tarea colectiva que ejercer, y no es otra que reducir el riesgo que, para las personas más vulnerables, supone esta pesadilla llamada COVID-19. Por tanto, menos aplausos y más responsabilidad individual y colectiva, por favor.

Publicado en PontevedraViva.com el día 20 de Marzo de 2020



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