András, 26 Octubre de 2019
Se acerca Halloween, la noche en la que los muertos salen para encontrarse con los vivos una vez al año. Para celebrarlo de forma anticipada, Franco ha salido de las profundidades de su fosa para volar sobre el Valle y revolotear sobre España por (¿última?) vez. Tras 44 años en la misma morada, acaba de estrenar una nueva a solo unos pocos kilómetros de la antigua.
Este asunto, que debería ser de reconciliación, no acaba de serlo. Y, por el contrario, sigue sacando lo peor de mucha gente. Por eso estaría bien recordar que esta no es una operación de un gobierno, sino una operación de Estado, porque han sido todos los poderes del Estado los que han dado su bendición para que se celebrase la exhumación del dictador.
Por eso, los líderes políticos de la oposición también deberían apuntarse el tanto de este éxito, recordando que sus grupos políticos parlamentarios también bendijeron, con mayor o menor entusiasmo, la exhumación para que la voluntad del Parlamento fuera cumplida. Lejos de ello, se han dedicado durante un año y medio a acusar al presidente del gobierno de la idea, diciendo que se trataba solo de una obstinación de Sánchez. Y claro, si le han dejado solo como artífice de la exhumación, le están haciendo el inmenso favor de que solo él rentabilice el éxito, que en efecto lo es, de haber consumado la “operación vaciado” Valle de los Caídos.
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