sábado, 30 de marzo de 2019

Podemos cambiar todo menos la ideología

Pontevedra, 30 Marzo de 2019

No recuerdo tantos movimientos de cambios de partido en mi vida. Los fichajes han llegado a la política y dentro de poco tiempo asistiremos a un mercado invernal y otro estival como en el fútbol. Ya no será extraño ver cómo uno del PSOE se pasa a Ciudadanos, o uno del PP a Vox sin ningún tipo de pudor. 

Los políticos han encontrado un filón para buscar un lugar donde instalarse en los cambios de siglas. Están a la orden del día y ya no hay marcha a tras porque han perdido la vergüenza al cambio. La política se ha convertido en una profesión y quien no encuentra acomodo dónde está, busca que lo ubiquen en otro lado. 

En realidad, ya hace tiempo que la política es una forma de vida para mucha gente, pero ahora ya lo hacen de forma descarada. Hace unos años, quien abandonaba el partido para irse al adversario era considerado un tránsfuga, alguien sin principios que anteponía sus intereses personales a la ideología. Ahora lo hacen de forma descarada y los cambios son habituales. Sobre en tiempo de precampaña electoral, cuando es necesario buscar un puesto remunerado. 

Cambian de partido, de ideología, de ideas, de lo que haga falta con el único interés de colocarse. Salen de un partido por donde han pasado sin pena ni gloria y llegan al nuevo cono los renovadores, como los nuevos adalides de la política. Son los grandes fichajes de la política. ¡Son unos trepas!, y muchos, si no fuera por la política, no tendrían a qué dedicarse.

Dicen que uno puede cambiar de trabajo, de casa, de pareja, incluso de sexo, pero que nunca lo hará de equipo de fútbol. Yo creo que de ideología tampoco se debería cambiar, y aunque es cierto que se pueden limar algunos aspectos, sobre todo con la madurez, pienso que mantener una ideología es mantener una cierta sensatez, al menos con uno mismo. De momento, los casos abundan y debemos prepararnos para cambios aún más radicales.


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