Pontevedra, 03 Julio de 2015
Va a
parecer que tengo algo contra él.
Nada más lejos de la realidad. No me mueve ningún interés personal en su contra,
pero hay que reconocer que el Secretario
General del PSOE gallego no tiene liderazgo, no toma decisiones y las pocas
que ejecuta son equivocadas. En definitiva, es un incapaz y no es la persona adecuada para llevar el peso del
partido. A los recientes líos con alcaldes imputados y procesados que no se
atrevió a afrontar, se une ahora el esperpento
de la Diputación de Lugo. Ha convertido un fortín socialista en un
polvorín. Sin entrar en los detalles, el problema explota por la falta de
liderazgo del que se supone líder. Todo comienza con una elección de candidato
errónea, imponiéndosela al partido y queriendo imponerla también a los que tienen
que darle el voto para acceder a la presidencia, el BNG. Que, dicho sea de
paso, se ha subido al carro de los que
exigen la salida de los imputados de la política, y con eso Besteiro no
contaba. El problema de Lugo es enorme y
las consecuencias en el partido son incalculables por la trascendencia que
tendrán, porque refleja la situación de desgobierno en la que viven. Primero permitió que un alcalde imputado se
presentara a la reelección, y ahora propone un presidente para la Diputación también
imputado. ¿Qué extraña fuerza atrae al señor Besteiro hacia la corrupción?
Y lo peor es que no aprende, porque ya no es la primera vez que alude al
conocimiento de la situación por parte de los ciudadanos como excusa. Curiosa
forma de luchar contra la corrupción política.
Besteiro
es un desastre formidable al frente del PSdeG. Pero todo lo malo que es como dirigente político,
lo es de bueno a la hora de buscarse algún sueldo que complemente lo que pueda
recibir del partido. Fuera de la Diputación, y hasta que lleguen las elecciones
autonómicas que le aseguren un puesto como diputado autonómico, quiere ser senador. Antes de cesar como
presidente de la Diputación de Lugo, ya se había postulado para el cargo por
designación autonómica. Eso si que es una jugada perfecta. Un trabajo tranquilo, con poca responsabilidad y bien remunerado. Le
sucede lo mismo a la mayoría de los políticos: tienen muchas dificultades para gestionar con éxito el dinero de los
contribuyentes, pero un enorme acierto con el reparto de puestos entre
amiguetes y propios. Pero de momento le ha salido el tiro por la culata,
porque no contaba con la negativa del PP, y aunque seguro que se acabará
sentando en el sillón de la capital, de momento el susto no hay quien se lo
quite.
Besteiro tiene un enorme problema. Bueno, dos. Uno político, que le lleva directo a la oposición
del parlamento gallego. Y otro, más importante para él, de trabajo. Porque
bloqueado por el PP en su intento de dar el salto al Senado, fuera de la
Diputación y sin haber integrado las listas a las municipales por Lugo, que le
hubiesen asegurado un puesto como diputado provincial, ¿de dónde obtendrá un salario que provenga de las arcas públicas?.
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