Pontevedra, 17 Julio de 2015
Tras las primeras elecciones importantes a las que Podemos se ha presentado con su marca,
ha quedado claro que se ha abierto un
nuevo tiempo político y que a partir de ahora ya nada será lo mismo. Ahora
hay cuatro actores importantes que se
repartirán en poder y debemos acostumbrarnos a ver pactos entre ellos para
poder llevar a cabo acuerdos de gobierno. No sabemos cuanto tiempo va a durar
esta situación, porque dependerá de la evolución de los recién llegados al
tablero político, y de la respuesta que
PP y PSOE puedan dar a la misma.
Sin embargo, a pesar de que el partido de Pablo Iglesias partía con unas expectativas enormes, no
obtuvo los resultados que esperaba, y quedó demostrado que para gobernar
van a necesitar al menos ser la primera fuerza en votos, porque lo de pactar se atisba complicado.
Luego llegaron la municipales, y tras la experiencia adquirida, decidieron no presentarse con su marca para no quemarla. Ahora, en
la antesala de las generales, Pablo
Iglesias busca apoyos de otros partidos minoritarios que, bajo la marca de
Podemos, le permitan alcanzar un resultado que les otorgue el gobierno o,
cuando menos, ser la segunda fuerza más votada y poner así al PSOE ante la disyuntiva de concederles su apoyo o
permitir que gobierne el PP.
Todo esto dando por hecho que el PSOE se desinflará como lo hizo en las municipales. De hecho,
los herederos del 15-M dan por ganada la batalla de la izquierda a los
socialistas. Pero por lo que se ve, no
le va a resultar fácil, porque para mayor dificultad, ya le ha salido un
nuevo competidor por la izquierda.
En esas andaba Pablo Iglesias cuando aterrizó en
Galicia para pedir el apoyo de las
Mareas ciudadanas y del BNG. Las Mareas, como buenos gallegos, ya le han
dicho que si pero no. Coinciden con
Podemos en muchos planteamientos, pero difieren en el como, porque por encima
de las políticas de izquierdas, tienen un sentimiento de país y quieren ser
oídos en Madrid, algo que, integrados en la marca Podemos, se perdería.
Respecto al BNG,
no sé que decidirá la agrupación nacionalista, pero en caso de integrarse en
una lista única, correrá el riesgo del
ostracismo y podría significar el golpe definitivo a su desaparición.
Integrarse en una lista conjunta con Podemos, aunque fuese bajo otras siglas,
podría significar para el Bloque Nacionalista la mayor pérdida de apoyos de su
historia y quedaría a merced de los pasos que Pablo Iglesias y los suyos
pudieran marcar. No es una decisión fácil, pero a veces es mejor ser independiente y pequeño, que integrarse en algo mayor
perdiendo autonomía. Los dirigentes del BNG se encuentran ante una decisión
difícil y arriesgada que podrá significar un antes y un después en la
formación. Por su propio bien, y por la
importancia que tiene mantener un nacionalismo fuerte que compense la balanza
política, espero que acierten en la decisión.
Publicado en PontevedraViva.com el día 17 de Julio de 2015
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