András, 21 julio de 2023
“…La regla del dos, que en vez de dos es veintidós, pero es dos, y es dos por diez y, por tanto…”. Esta frase, que parece sacada de un monólogo del Club de la Comedia, pertenece a un candidato que se postula para ser presidente del Gobierno de España tratando de explicar su modelo económico. Triste, pero cierto.
Más allá de simpatías ideológicas, siempre será mejor que gobierne un partido lo más moderado posible, y que no trate de virar de forma muy busca lo que actualmente es la sociedad española. Algunos cambios están bien, pero con cuidado, porque modificar los hábitos de una nación no es como hacer un cambio de sentido con el coche.
Por eso, muchos votantes que se consideran moderados, de centro izquierda o centro derecha, no ven mal una alternativa en el poder entre los grandes partidos, PP y PSOE. La alternancia, además, es la esencia de la democracia, por lo que significa de cambio en sí mismo, y porque evita que los partidos se acomoden alargando los tentáculos de la corrupción. Sin embargo, cosa bien distinta son los candidatos que se presentan por los partidos, porque no vale cualquiera y ahí, billa con luz propia Feijoo, el señor de la regla del dos.
Feijoo, que parecía un hombre con un vasto bagaje de gobierno tras sus años en la Xunta de Galicia, está dando muestras de un desconocimiento verdaderamente alarmante, lo que, unido a su extraordinaria capacidad para mentir, y al desprecio con el que deleita a la ciudadanía, lo convierten en un personaje bastante siniestro, políticamente hablando.
En Galicia estaba en su ambiente, sin oposición y con los medios de comunicación públicos a su servicio, haciéndole de altavoz y tapándole las carencias. Pero en Madrid, la cosa no es igual, el círculo en el que se mueve ya no es tan afable ni condescendiente, lo que provoca que se le vean las costuras más a menudo.
Feijoo quiere ganar las elecciones, y hará cualquier cosa para lograrlo. Ya dio muestras de ello cuando estaba en la oposición en Galicia. El juego sucio, la mentira descarada y la negación de la realidad y las evidencias, a pesar de algunas interpelaciones por insistentes que sean, son sus únicas virtudes. Capacidades, por otro lado, muy valoradas entre los votantes de derechas.
Lo que en realidad subyace en Feijoo, además de la consabida incapacidad, es la falta de preparación de los temas antes de abrir la boca, sobre todo, cuando no lleva un papel que le han escrito, porque el nivel de conocimiento que tiene del Estado y de la política europea en general, es pésimo.
Pero él sabe que todo eso no importa, porque su estrategia es el bulo, ensuciarlo todo, sacar a pasear el fantasma del “anti sanchismo” y, con un poco de suerte, alzarse con el poder. La verdadera regla del dos de Feijoo es la que le define como líder. Uno, mentiroso; y dos, incapaz.
Publicado en PontevedraViva.com el día 21 de julio de 2023
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