András, 16 julio de 2023
Cuando lo más interesante de un debate es el previo, con todas las explicaciones de las normas que se han pactado para llegar a un acuerdo de celebración; y el post, donde se analizan los detalles más banales del mismo, es porque el debate en sí mismo carece de interés. Incluso, antes de su celebración. Y así fue. Más allá de quien ha podido estar mejor, de quien ha sido más creíble, de quien se presentó más seguro o más tranquilo ante las cámaras, lo que está claro es que a Feijoo hay que agradecerle una cosa, y es que no haya aceptado más que un cara a cara con el presidente del gobierno. Siete tragos como los del lunes por la anoche serían insufribles para los que nos interesa esto de la política.
Los candidatos a presidir el Gobierno de una de las principales economías de la Unión Europea tienen que mostrar más nivel. Tienen que confrontar ideas, darnos la visión de país que cada uno sostiene, pero, sobre todo, no nos pueden mentir. Los dos mintieron, pero la palma se la llevó Feijoo, con verdades a medias y datos manipulados sacados de contexto.
Propongo que, en los próximos debates de este calibre, exista un equipo externo que se encargue de verificar todos y cada uno de los datos que aporte cada candidato. Cada vez que uno de un dato, se producirá la comprobación del mismo en tiempo real. Es la mejor forma de sacarle los colores cada vez que uno mienta o trate de engañar.
Por lo demás, lo de siempre. Faltas de respeto, descalificaciones, mentiras, cifras a lo loco sin sentido y sin tiempo a ser rebatidas porque no son capaces de respetar el turno de palabra. Si en un debate entre candidatos para gobernar España en el año 2023 hay que seguir hablando del 11-M, de Miguel Ángel Blanco, de la trama Gürtel o de Bárcenas, es que el país va mejor de lo que pensamos, porque de inflación, paro, sanidad, educación o infraestructuras no se escuchó una sola propuesta de ninguno. Mal ejemplo para la ciudadanía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario