Arteixo, 12 Agosto de 2019
No me extraña que los populismos proliferen y tengan éxito. No hay más que poner el oído cuando tomas café en el bar para darte cuenta de que la gente habla por hablar, sin información, sin reflexionar, sin el mínimo interés por saber cómo son las cosas y, sobre todo, sin idea de nada. Pero eso si, lo que hacen perfectamente es repetir los mensajes de los populismos.
El mensaje populista cala muy bien, es fácil de asumir y de multiplicar. Es el garrafón de la política. El discurso barato de fácil consumo que hace que todo el mundo crea que entiende de temas profundos. Soluciones fáciles a problemas complejos, esa es la receta de los populismos.
“Que se vayan para su casa”, “un muro bien alto y no entra nadie”, “disparar a las pateras con el ejército que para eso está”, “en EEUU no entra nadie porque sino les pegan un tiro”, etc... son algunas de las perlas que se pueden escuchar tomando café en cualquier bar de España por la mañana. Se califican por sí mismas y nos dan buena muestra de cómo son los especímenes que las reproducen. Así estamos, así vamos y así está el panorama.
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