Pontevedra, 09 Agosto de 2019
Sigue muriendo gente por nada, en guerras absurdas, en conflictos innecesarios, a las puertas de las fronteras entre países; y siguen muriendo personas en el Mediterráneo. Y sigue habiendo personas (pocas) que, desinteresadamente se juegan su vida por salvar las de aquéllos. El problema es que hay otros, más poderosos, que ponen todas las pegas posibles para que quienes tratan de ayudar lo tengan muy complicado, incluso imposible si cabe. Además, esos poderosos, esconden tras leyes absurdas su hipocresía y su sectarismo, haciendo discursos populistas, de fácil consumo para una mayoría poco pensante.
¿En qué mundo vivimos que se permite que un barco deambule por el Mediterráneo con personas moribundas que han sido salvadas de una muerte segura sin que nadie les deje atracar para darle la mínima cobertura humanitaria? ¿Qué leyes son tan restrictivas y tan anti humanas? ¿Qué ley va contra la supervivencia de las personas? Ninguna ley puede estar por encima de la vida de las personas.
En cierto modo, todos miramos hacia otro lado ante este tipo de situaciones de injusticia, porque estamos en nuestra zona de confort, en nuestra parcela del mundo donde gozamos de comodidades, separados de aquellos que sufren y que arriesgan su vida en el mar buscando llegar a nuestra zona de confort. Por eso vemos las noticias de reojo y nos preocupamos pero solo lo justo porque, en el fondo, entendemos que no todos pueden llegar aquí, ya que amenazan nuestra zona de confort.
De nada importa que nuestra zona de confort sea algo impostado, que sea artificial, porque nosotros, a pesar de que no nos jugamos la vida en el mar, tampoco somos felices y, aunque tenemos la suerte de vivir en una zona de confort, también estamos controlados, porque nos dan lo que consideran oportuno, nos frenen cuando ya estamos creciendo demasiado, nos controlan la economía, nos dicen lo que tenemos que comer y vestir, los hijos que podemos tener y, en general, nos controlan nuestra vida.
Al final, el ser humano no se diferencia mucho de los animales salvajes. Cada uno mira por lo suyo y aunque no nos matamos para comernos, permitimos la muerte de otros para defender nuestra zona de confort, lo cual no deja de ser instinto supervivencia. Como las fieras de la selva.
Publicado en PontevedraViva.com el día 09 de Agosto de 2019
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