Pontevedra, 29 Junio de 2018
Europa no se enfrenta a una crisis migratoria.Europa se está enfrentando desde hace ya varios años, a una enorme crisis política que traerá enormes consecuencias para los europeos. Europa, hace aguas y no se atisba solución a corto plazo.
En realidad, Europa se enfrenta a sí misma. Los problemas externos solo hacen sacar los colores del viejo continente, unido en un ramillete de países que empezaron una andadura con muy buenas intenciones, pero que cada vez tienen las costuras más abiertas.
Europa se está volviendo más xenófoba e insolidaria y trata de mirar hacia otro ladoante los retos que se le avecinan. Los partidos de ultraderecha han dejado de ser una amenaza para convertirse en un problema real porque empiezan a llegar al poder.
Tras la huida de Gran Bretaña, en la Unión Europea solo quedan tres países con el peso y las ganas suficientes de mantener vivo el viejo sueño de una Unión Europea fuerte. Son Alemania, Francia y España,porque con Italia parece que ya no se puede contar. Los demás países son comparsas que se dejan ir según su conveniencia en cada momento, y así, es imposible mantener una UE unida ante los desafíos que se le presentan.
La Unión Europea no es lo que sus fundadores soñaron. Y no lo es por culpa de la propia Europa. Los egos particulares de cada país, la falta de liderazgo y la escalada de los radicalismos, están llevando al traste aquella idea de los ochenta.
El ejemplo más palpable lo tenemos ahora con la inmigración. ¿Cuál es la política de la UE en este asunto? ¿No tenemos unas fronteras comunes que debemos mantener entre todos?
Y lo peor, Europa muestra en este tema una insolidaridad enorme. Pensábamos que éramos diferentes a Trump, que encierra a los niños separados de sus padres.Pero aquí, a los todopoderosos dirigentes europeos, la única solución que se les ocurre es construir más centros de internamiento para agolpar los inmigrantes y clasificarlos como ganado, diferenciando entre los que escapan de la guerra y los que escapan del hambre.
Pretenden además, acoger a los que son perseguidos políticos o de guerra y devolver a los que vienen por razones económicas. Se supone que los primeros corren riesgo de muerte por persecución, y los segundos simplemente corren riesgo de muerte por hambre, y eso, no debe parecerles tan grave.
Publicado en PontevedraViva.com el día 29 de Junio de 2018
No hay comentarios:
Publicar un comentario