Tapedello, 03 Junio de 2018
¿Sánchez presidente?
Pues si, Sánchez presidente. Y hay que reconocerle el mérito porque hace un año y medio no era ni diputado ni Secretario General del partido y ahora es presidente del Gobierno. Él ha sido el único que ha creído en lo que quería y en poder lograrlo.
Rivera enrabietado
Ciudadanos es el peor parado de la moción de censura, sobre todo Rivera. Se ha quedado solo apoyando a un partido condenado por corrupción. Este es el problema de Ciudadanos, que dice una cosa y hace la contraria. El gran enemigo de este partido son las encuestas. Basan toda su estrategia en elecciones porque confían en ganarlas, pero el tiempo es el que es, las elecciones se celebran cuando tocan y no cuando las encuestas les favorecen.
Moción de censura. ¿Y ahora qué?
A partir de ahora hay que prepararse para una oposición muy dura y desleal del PP. Porque ellos son así, cuando ganan hay que apoyarles en todo y cuando pierden se ciegan y van contra todo. Incluso contra España, de la que tanto se les llena la boca cuando sacan a relucir el nacionalismo español. “Se ha violentado la decisión de los ciudadanos”dijo Floriano. Ya empiezan a engañar a la gente y a enviar mensajes envenenados. Es curioso que un partido que tiene la Constitución como bandera, ponga en duda la elección de un presidente apoyado de forma impecable en la Constitución para ganar el poder. ¿No fue ese el camino que escogió en su día Hernández Mancha? La moción de censura es una herramienta igual de legítima para alcanzar el poder que las elecciones. No hay que olvidarlo ni engañar a la gente. Esto es la monarquía parlamentaria, que el presidente del Gobierno no lo eligen lo ciudadanos, sino los diputados elegidos por éste.
Pero el PP es desleal por naturaleza. Es como ese niño pequeño mimado que cuando se cansa de jugar coge el balón y se va. Utilizan excusas increíbles para ridiculizar a Pedro Sánchez y responsabilizarlo de los males del país. Para ellos, Sánchez es el Torquemada del siglo XXI. Antes de producirse incluso la votación en el Congreso, ya dijeron que la prima de riesgo estaba subiendo y que la bolsa caía. Todo lo contrario, la prima de riesgo ha bajado y la bolsa ha crecido en las primeras horas de Sánchez como presidente. ¿Qué es peor para los españoles, que la prima de riesgo suba unos puntos o estar representados por un Gobierno que pertenece a un partido condenado por ser una máquina de robar dinero a los españoles?
¿Nadie lo quiere?
El PSOE sacó la moción de censura adelante porque la enfocó como un “a favor o en contra de Rajoy”. Esa fue la clave. No necesitaban programa de gobierno y pactar nada con nadie. Ante tal tesitura, ningún partido tenía dudas. Y el mismo argumento que utiliza el PP para deslegitimarla, se lo debería aplicar a sí mismo. ¿Cómo es posible que nadie en todo el arco parlamentario apoye a Rajoy salvo Rivera?
Carambola a tres bandas
Prácticamente en el mismo momento, se ha producido la salida de Rajoy, la entrada de Sánchez, la formación del gobierno catalán y, con toda seguridad, el levantamiento del 155. ¿No parce que de repente se han resuelto algunas cosas en un solo día?
Lo normal como anormal
Lo normal, en un país aconfesional, es que un presidente del gobierno entrante prometa la Constitución. Y lo anormal es que se jure ante la Biblia y un crucifijo. Esos no son símbolos constitucionales. ¿Por qué entonces se le da tanta importancia a que Pedro Sánchez no haya tenido la Biblia ni un crucifijo en su toma de posesión? Lo normal, en este caso, se convierte en anécdota, y eso es lo peligroso.
Maleducado, desleal y caprichoso
Así se mostró Rajoy los dos días de la celebración en el congreso de la moción de censura. Su obligación era estar en el Congreso, sentado en su escaño, aguantando el chaparrón y apoyando a los suyos. No solo es el presidente del Gobierno, sino también el presidente de su grupo parlamentario y eso merece aguantar y estar a las duras y a las maduras. Como me va a ir mal, mejor me voy porque no tengo que aguantar esto. Eso debió ser lo que pensó, por eso se fue a un restaurante y estuvo allí encerrado toda la tarde. Por cierto, ¿no salió un poco “tocado” de allí?. Cuentan que también estuvo pensando si acudir a la toma de posesión de Sánchez. De no haber acudido hubiese sido ya tremendo.
Su herencia
“Dejo un país mejor del que me encontré”dijo Rajoy en su despedida. ¿Ser el país de Europa con más contratos temporales, que sea la hostelería el sector que acapara mayor número de altas en la Seguridad Social, tener una deuda pública disparada y sin freno, ser uno de los países de Europa con mayor tasa de abandono escolar, haber logrado un incremento brutal en las listas de espera en sanidad, tener cada vez menos población por carecer de una política demográfica eficaz, estar lejos de cumplir con lo prometido en política medioambiental, dejar un incendio en Cataluña por la falta de diálogo y mirar hacia otro lado, es dejar el país mejor de cómo se lo encontró?
La corrupción pasa factura
Algo de lo que todos debemos congratularnos, es que por primera vez en España, un Gobierno cae como consecuencia de la corrupción. Y esto es algo sano y que da a los casos de corrupción una nueva dimensión. Solo cuando esta gente vea las enormes consecuencias (no solo penales) que tiene meter la mano en la caja, se tomarán medidas para evitarlo. Que un gobierno caiga por corrupción del partido que lo sostiene, es un enorme ejercicio de responsabilidad y de democracia.
Primer desafío, Cataluña
Sánchez tiene en Cataluña un problema brutal, en parte heredado de la era Rajoy. Allí el Gobierno ya está constituido y su objetivo parece claro. Pretenden llegar al otoño, momento en que está previsto tenga lugar el juicio a la cúpula secesionista. Hasta ese momento harán un trabajo de gran radicalidad en lo que a las formas se refiere, los gestos y lo simbólico. Pero sin cruzar la línea de la legalidad porque no quieren que haya más encarcelamientos, y porque no quieren que sigan siendo los jueces los que llevan la manija del proceso.
Cuando se celebre el juicio, aprovecharán para convocar elecciones, ya que estarán en un momento álgido de sensibilidad ciudadana, a la que manipularán con un discurso basado en el catastrofismo y el victimismo, algo que, por otro lado, se les da tan bien y en el que basan toda su estrategia.
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