viernes, 6 de julio de 2018

Del tiki-taka al tongui-taka

Pontevedra, 06 Julio de 2018

¿Qué importa el paro, la desigualdad, la afrenta de Cataluña, los inmigrantes que se agolpan en nuestras fronteras, el futuro de la oposición o el de las pensiones cuando la selección española ha quedado eliminada del mundial de fútbol? ¿Por qué nos tenemos que preocupar por temas tan banales cuándo tenemos el fútbol?
Es cierto que el fútbol mueve pasiones y que en todos los países se vive un mundial con una enorme expectación. Pero poco o nada, comparado con España. Cuanto más subdesarrollado es un país más pasión le meten al fútbol. Allí donde los problemas sociales se agolpan, donde el paro y la economía sumergida conviven, es donde el fútbol se siente de manera extraordinariamente acelerada y se abre camino como analgésico para los verdaderos problemas.
En Argentina, por ejemplo, el fútbol está por encima de todo, se apela a un sentimiento exacerbado cada vez que la albiceleste juega y se le llama Dios a Messi como antes se hizo con Maradona.
¿Por qué en España nos parecemos más a estos países que a otros más desarrollados y con otras muchas prioridades más alejadas del fútbol? ¿Por qué no vemos esto como lo que es, un juego donde unos jóvenes millonarios, normalmente con pocos estudios, que viajan y viven a cuerpo de rey, dan patadas a un balón?
Los futbolistas son egoístas y tratan a los que les pagan sus caprichos con prepotencia. Hablan con la prensa cuando las cosas les van bien, y la rechazan cuando no es así, despreciando a los aficionados que son en definitiva, quienes mantienen vivo todo este negocio pagando entradas, camisetas, todo tipo de merchandising y, por supuesto, el precio de los partidos por televisión.
En España la eliminación de la selección llena más portadas de periódicos y más horas de televisión que nada, y eso no es casual, hay un interés muy claro de los poderes económicos y políticos para que la gente no se entere de otras cosas.
Deportivamente, España culminó en Rusia un proceso de descomposición futbolístico que se inició en la Eurocopa de 2012. El fútbol español deslumbró durante diez años, pero desde ese año inició el aterrizaje de un estilo que se ha hecho previsible, lento, aburrido e ineficaz. España pasó del tiki-taka al tongui-taka.
Pero no pasa nada, porque nos gusta tanto ensalzar las victorias como humillar a los derrotados. Y ahora se avecinan tiempos de lapidaciones públicas, de despellejar a aquellos que una vez fueron ídolos y que ahora, que ya han entrado en el ocaso, son carne de cañón. En fin, lo de siempre con el fútbol, es el opio del pueblo para anestesiarlo de los verdaderos problemas.
Publicado en PontevedraViva.com el día 06 de Julio de 2018

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