Pontevedra, 26 Febrero de 2016
La Comunidad Valenciana
se ha hundido. Ha
tocado fondo. Con la mayor deuda de España, sin bancos ni cajas propios y con
gravísimos casos de corrupción, la tierra que un día fue próspera y envidiada se ha convertido en el símbolo del desvarío
político, el desfalco al erario público y la mala gestión.
Otra trama de corrupción
en el PP valenciano ha salido a la luz, la penúltima, pero las formas de
actuar son las mismas que hemos visto en las anteriores tramas, tanto en esta como
en otras Comunidades gobernadas por el partido; un partido que se ha
convertido en una organización podrida por la corrupción, de la que se ha
financiado y nutrido, por mucho que sus dirigentes sigan intentando presentarla
como un problema de personas o de la naturaleza humana.
El PP
ha pasado de presentar la gestión de Valencia como modelo a seguir a
sentirse avergonzado por ello. Cuando Valencia era una fiesta y era el punto neurálgico de los grandes acontecimientos
deportivos mundiales con todos sus políticos (los del PP) en estado de gracia y envidiados por sus adversarios y
reverenciados por sus compañeros, Mariano
Rajoy ponía como ejemplo de buena gestión económica al Gobierno de Francisco Camps y afirmaba: “Ese es el modelo que yo
quiero aplicar para el Gobierno de España”. Hoy, cada vez que le sacan estas
declaraciones en algunos medios de comunicación, seguramente desearía que lo
tragase la tierra. Incluso cuando ya había estallado el famoso caso de los trajes del
ex-presidente, Javier
Arenas, que por
entonces era el candidato
del PP a la presidencia de la Junta de Andalucía, todavía tenía la cara de asegurar: “Gobernar no es gastar más, sino
gastar mejor. Gobernar es imitar a Camps”. El político valenciano era
considerado por los dirigentes de su partido como espejo en que mirarse y
modelo a seguir.
De
aquello a lo de ahora han cambiado muchas cosas. Múltiples son los nombres vinculados al PP valenciano que se han visto implicados, en uno u otro momento en diversas causas relacionadas con tramas de corrupción en la Comunidad. Hasta 127 encausados en diversas investigaciones. Los
escándalos por corrupción se suceden ininterrumpidamente desde hace años
infectando todo el territorio. El caso Fabra, en Castellón; Emarsa, en
Valencia; el caso Brugal, en Alicante, y, sobrevolándolo todo, el caso Gürtel,
en el que se investiga la más que supuesta
financiación irregular del PP. Faltaba Iñaki Urdangarin para que el deterioro
fuera aún mayor. Y todavía hay
escándalos que no han salido a la luz.
Pero el PP puede seguir
presentando la gestión de Valencia como la propia del partido. Como aquélla
donde la corrupción campa a sus anchas a pesar de que traten de decirnos que
son casos aislados. La podredumbre del partido es absoluta y ya no afecta
solo a la organización política, sino que han conseguido llevarla a las
instituciones, logrando que los ciudadanos las percibamos como lugares
corruptos donde el dinero público cambia de manos con una facilidad asombrosa.
Publicado en PontevedraViva.com el día 26 de Febrero de 2016
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