Pontevedra, 19 de Febrero de 2016
Finalmente, Cristina
de Borbón se sentará en el banquillo de los acusados por dos delitos fiscales,
ya que la Audiencia de Baleares dio la razón a la acusación particular
representada por el Sindicato Manos Limpias y descartó la tesis defendida por
los abogados de la acusada y por la propia Fiscalía Anticorrupción.
La todavía Infanta, no está acusada de un delito menor, sino que se le relaciona con una
trama de corrupción político-empresarial en la que se investiga un supuesto
desfalco al erario público de más de doce millones de euros. Casi nada. Y todo
ello a pesar de la defensa a ultranza que el propio fiscal, Pedro Horrach, ha
hecho hasta la fecha de la esposa de Iñaki. Contrasta esta atención con la que
hubieran dispensado a cualquier ciudadano de a pie.
El tribunal de Baleares ha rechazado aplicar la
doctrina Botín a doña
Cristina, que establece
que no se puede juzgar a nadie por delito fiscal solo con la acción de la
acusación popular, por lo que tanto la Fiscalía como la Abogacía del Estado
habían solicitado que se archivara la causa penal contra la señora de
Urdangarin. Lo
importante, es que Cristina de Borbón será juzgada por su implicación en el caso
Nóos, y eso, de algún modo, la igualará
al resto de españoles.
Dicen que la imputación le ha costado el destierro, pero
lo cierto es que se trata de un retiro
dorado que ya quisieran para si muchos españoles, viviendo desde hace unos
meses en Suiza, donde trabaja para una organización internacional, por cierto,
muy bien pagada.
Lo que es sorprendente y penoso es la defensa que tanto
la Fiscalía como la abogacía del estado han hecho de ella, sin duda con el
único interés de salvar la imagen de la Corona,
algo que a estas alturas, se presume ya imposible.
Pero en todo este proceso maquiavélico, en el que hemos
tenido que ver cómo el aparato del
Estado ha intentado todo lo posible para tratar de librar a Cristina del banquillo,
en este disparate, ahora tenemos que ver cómo la propia abogacía del Estado ha
defendido que se archive la acusación con el argumento de que el famoso lema de
"Hacienda somos todos" debe circunscribirse "al ámbito para el
que fue creado: el de la publicidad, exclusivamente como forma de
concienciación al país". La representante de la Hacienda Pública en la
causa, Dolores Ripoll, se alineaba así en una intervención cargada de
intensidad con la defensa de la hermana de Felipe VI, aludiendo al auto con el
que el juez José Castro decidió definitivamente sentarla en el banquillo.
Los que se quejan de Venezuela, ¿no ven en actitudes como
estas cierto tufillo caribeño?. Y por cierto, ¿no resulta curioso que los
ayuntamientos que están siendo
investigados en este caso estén, en su mayoría, gobernados por el PP?
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