Pontevedra, 08 Diciembre de 2015
“Caballero
de buena estatura, barba cana, sonrisa amplia y mirada clara”. Podría ser perfectamente un párrafo
de El Quijote, pero no lo es. Así empezaba el pasteleo de Bertin con Rajoy en
la casa del primero, con su voz en off presentando las bondades de Mariano. Un
nuevo caso de utilización de los medios públicos al servicio del partido. Y
todavía tienen la cara que quejarse porque los alcaldes afines a Podemos se
unen para un acto diciendo que confunden las instituciones con el partido.
En un intento de mejorar la imagen del
presidente y de hacerlo un poco cercano a la ciudadanía, sus asesores de
campaña han diseñado un maratón de visitas de Rajoy a diferentes programas de
TV para intentar ofrecer una imagen más amable. La verdad es que lo tienen
difícil porque la imagen de soso y aburrido de Rajoy es difícil de maquillar. Y
no es porque los guionistas de la TVE, trabajando para el PP, no hayan hecho su
trabajo. Sin embargo, más que una imagen campechana de Rajoy, lo que vimos fue
a un presidente con un cierto punto machista que encajó muy bien con el de su
anfitrión, y que se cargó la toponimia gallega de un plumazo. Estos saraos no
son el hábitat natural de Rajoy como lo son los debates. Por eso no acude a
ellos.
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