viernes, 26 de marzo de 2021

A vueltas con la calidad democrática

 András, 26 Marzo de 2021

Por desgracia, las cosas no son de una forma porque las llamemos de esa manera, sino como realmente son. Posiblemente, nunca se ha cuestionado tanto la calidad de nuestra democracia desde que gozamos de ella, pero el problema no es la democracia, el problema es el sistema de partidos que tenemos y la calidad de los políticos actuales, que no dan la talla.

En España tenemos una democracia plena porque así lo establece la Constitución, pero lo que no tenemos es una representación política democrática y, por tanto, al no haber una representación de la ciudadanía plena de democracia, nuestra democracia se ve, en ese aspecto (no menor) lisiada sobremanera.

Los políticos han de responder ante aquellos que les han votado, ante quiénes les han dado un mandato mediante las urnas y eso, aquí brilla por su ausencia. Las comparaciones siempre son odiosas, pero es precisamente ese aspecto el que, en las democracias anglosajonas, funciona perfectamente, y por eso son más democráticas que la nuestra. Porque sus representantes políticos representan directamente a quiénes les han votado, y responden ante ellos.

En España, lo que tenemos es una oligarquía de partidos, donde el partido secuestra el voto del ciudadano, y hace con él lo que le da la gana. Incluso todo lo contrario de lo que prometió para su obtención. Los partidos políticos son instrumentos que usurpan la voluntad de los votantes, imponen disciplinas partidistas que, en sí mismas, son la negación absoluta de la democracia, porque convierte a los propios militantes en borregos y correveidiles, que acaban haciendo lo que el partido les indica aunque ello vaya e contra de los intereses de sus propios votantes y, muchas veces, los suyos propios por pertenecer a la misma región de ellos.

Sin duda, esto es una aberración que sería inconcebible en un país que, con todos sus defectos, nos lleva cientos de años de avance en democracia como Estados Unidos. Allí, los partidos han de convencer a sus propios miembros además de hacerlo previamente con los votantes.

De ahí surgen estos casos de tránsfugas, que saltan de un partido al otro cuando les conviene, dejando de lado a quiénes les han votado, teóricamente, por un programa electoral o una ideología determinada. Cuando ven que su puesto peligra porque el partido en el que están está teniendo problemas, saltan al barco de al lado sin importarles lo más mínimo a quienes deben el puesto. Son inútiles que no han demostrado nada en ningún aspecto de la vida profesional, y que están chupando del partido desde que se inscribieron en las juventudes del partido.

Pero esto no es lo peor, lo peor es que quienes les han votado, aplauden estas decisiones si convienen a su partido y dañan al adversario que, además, suele considerarse enemigo. 

Publicado en PontevedraViva.com el día 26 de Marzo de 2021


No hay comentarios:

Publicar un comentario