viernes, 5 de junio de 2020

Ni saben, ni quieren ponerse de acuerdo

András, 05 Junio de 2020

Si fuésemos un país con tradición democrática sólida y contásemos con políticos serios, estaríamos haciendo un análisis a fondo de la crisis de la pandemia. No para atizar a nadie, sino para aprender de los errores y estar preparados para otros casos que pudieran suceder en el futuro. 

También se estaría planificando la salida de esto, tomando medidas a medio y largo plazo y reestructurando los objetivos de crecimiento. Pero somos España, y contamos con los peores políticos de Europa y de nuestra historia democrática reciente. Por eso estamos como estamos.

Es evidente que la gestión de la epidemia por parte del Gobierno no ha sido la más acertada. Se esperó a que hubiera más de 300 fallecidos para tomar cartas en el asunto tras ignorar, hasta en cuatro ocasiones, los comunicados de la Organización Mundial de la Salud, que advertía de la propagación del virus. 

Solo los que no quieren ver la realidad y los abnegados militantes de los partidos del Gobierno, niegan que cuando se tomó la decisión de proclamar el estado de alarma y de adquirir el material sanitario, ya íbamos a remolque. 

Después vinieron los pedidos de los test de detección del virus, que resultaron defectuosos porque no eran fiables, y la compra de mascarillas de protección, que pusieron en riesgo al personal sanitario que las utiliza y que, por cierto, la justicia está investigando. Todo ello, mientras seguimos contemplando con perplejidad la lotería diaria en que se ha convertido la contabilidad de las víctimas. ¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI no tengamos datos exactos de cuántos contagiados y fallecidos hay diariamente?.

Ahora, el presidente del Gobierno acaba de conseguir la sexta y última prórroga del estado de alarma, lo que hará que continuemos en esta situación hasta el primer día del verano. Y de nuevo, más de lo mismo, el politiqueo lo vuelve a enturbiar todo. 

Asistimos al regateo de los intereses políticos por encima del interés del país. Si, como dicen, la reducción de la movilidad es la medida más efectiva contra el contagio, ¿por qué cada partido condiciona su apoyo a intereses propios? 

¿Qué fue del interés general? Seguimos condicionados por los independentistas vascos y catalanes que, bueno es recordarlo, no defienden el interés de España, sino el suyo propio. Es obvio que contar con el principal partido de la oposición es primordial, y debería ser una obligación para PP y PSOE, cuando están en la oposición, apoyarse en asuntos que van más allá de la ideología. Pero no es así, vivimos siempre bajo el yugo de las minorías porque las mayorías ni saben, ni quieren ponerse de acuerdo. 

Publicado en PontevedraViva.com el día 05 de Junio de 2020



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