A Rúa Nova, 27 Diciembre de 2019
Ya hemos pasado la primera meta volante de las fiestas navideñas y seguimos sin gobierno. El plan de Sánchez consistía en alcanzar la presidencia mientras los españoles se atiborraban de turrones, cuando desciende la atención informativa, y así perpetrar su acuerdo pasando de puntillas. Sabe que alcanzar el poder de la mano de los enemigos de España es un polvorón de muy difícil digestión y así, cuando vuelva el interés, ya sería presidente con plenos poderes y en Moncloa se encargarían de dar las explicaciones correspondientes.
Pero de momento Sánchez sigue esperando, pendiente de la decisión que Junqueras pueda tomar desde la tranquilidad de su celda en Lledoners. ¿Y por qué todavía no hay fumata blanca? Porque Esquerra sigue chantajeando al PSOE, siempre, dicho sea de paso, con el consentimiento de éste. Primero condicionaron el acuerdo a la espera de que se pronunciase el Tribunal de Justicia de la Unión Europea sobre la inmunidad de Junqueras.
Y ahora, cuando el tribunal ya ha dicho que Junqueras debería gozar de inmunidad por ser euro parlamentario electo, en otro desplante de chulería sin precedentes, plantan al PSOE hasta que la abogacía del estado se pronuncie sobre la inmunidad del líder condenado. ¿Por qué somete el PSOE al Estado a tanta humillación?
La situación en la que estamos es grotesca. El Estado chantajeado por quienes deberían estar políticamente arrinconados. Igual que lo es que la presidencia del gobierno de España se haga depender de si los abogados del Estado se declaran muy partidarios, poco partidarios o nada partidarios de sacar al señor Junqueras de la cárcel.
Pero todavía es más grave, por poner a la abogacía del Estado al servicio de un partido político, que es quien negocia la investidura porque el gobierno no está negociando nada. ¿Por qué todavía no hemos escuchado a nadie decirle a los independentistas que no hay que mezclar una negociación entre partidos con la defensa de los intereses del Estado, que es para lo que se supone que está la abogacía?
Los independentistas tienen la sartén por el mango y, aunque saben que no pueden conseguir sus demandas, lo que pretenden es ir ganando posiciones para lograr la legitimidad del propio Estado. Un partido minoritario, que no defiende el interés general, que está dispuesto a hacer cualquier cosa para fracturar el Estado español (que ya lo ha intentado), se ha convertido en el de mayor poder solo porque el partido que ha ganado las elecciones no tiene los arrestos de pactar con quienes, a pesar de tener diferencias ideológicas, defiende, en esencia, lo mismo que ellos. ¿Estamos, por tanto, en esta situación por el ego personal de quienes no quieren dar el brazo a torcer o por su incapacidad para ver más allá de intereses partidistas?
Ni el PSOE le pide al PP colaboración para formar un gobierno de coalición, ni el PP garantiza que el PSOE no tenga que pasar por el aro independentista. De momento lo que consiguen es dañar la imagen del país, más adelante ya veremos las consecuencias de tanta irresponsabilidad y de la falta de políticos de altura, porque los problemas aún están por venir.
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