Pontevedra, 16 Septiembre de 2016
Esta semana hemos asistido a un espectáculo televisivo en
el que los principales candidatos a presidir la Xunta presentaron sus
credenciales para el puesto. Aunque definirlo como espectáculo es de una enorme
generosidad porque ni siquiera cumplió los requisitos que se requieren para
ello, que es entretener a la audiencia. Por el contrario, asistimos atónitos a un programa soporífero, aburrido, sin ningún tipo de
atractivo en el formato o los contenidos, que hiciera que los televidentes
pudieran prestar el más mínimo interés.
Pero lo anuncian a bombo y platillo diciéndonos que se
trata de un debate de ideas. Nada más lejos de la realidad, porque el propio
formato elegido, encorsetado por las normas que los propios partidos imponen,
no lo permite. Los actores no estuvieron a la altura y los moderadores menos
todavía. Un formato con excesivo control
de los tiempos que convierte las intervenciones en monólogos sin réplica no es
un debate. Y es precisamente la réplica, la que hace que un debate sea eso, un
debate. Pero aquí no hubo porque no le interesaba a ninguno. Así es la
política, posiblemente la actividad menos democrática de cuantas nos podamos
imaginar.
Pero más allá de la forma, lo sustancial estaba en el
fondo, y nos ha servido para darnos de frente con la dura realidad de saber que
tenemos Feijoo para rato, y que podrá seguir gobernando hasta que se aburra
porque no hay ninguna alternativa seria y convincente. Digamos que Feijoo es el tuerto en el país de los ciegos, y eso, ya es
mucho.
Leiceaga no
convence a nadie, se esconde detrás del atril, le cuesta abrir los ojos y mirar a la
sociedad gallega a la cara. Dicen que es un buen técnico, pero dista mucho de
ser un líder. Villares, inexperto y absorto
en la lectura de los folios, se perdió en ofrecer demasiada información en
poco tiempo. La candidata de C´s no está
ni se le espera, y no descarto que se propusiera la presencia del propio
Rivera. La única que demostró un mayor desparpajo fue Ana Pontón, no solo por su discurso entendible, sino también por su
forma de hacerlo. Sin duda ofreció la imagen más fresca y creíble de todos.
Otra cosa, es lo que representa.
Por tanto, ante este panorama, Feijoo tiene la tercera
mayoría absoluta al alcance de la mano porque no tiene rival que la pueda poner
en peligro, y las elecciones servirán para medirla y para despejar algunas. ¿Superará la Marea al PSdeG? ¿Logrará
Leiceaga llevar a los socialistas a su suelo electoral? ¿Puede el BNG caer más todavía?
¿Entrará C´s en el Parlamento? El 25-S, las respuestas.
Publicado en PontevedraViva.com el día 16 de Septiembre de 2016
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