Pontevedra, 08 Enero de 2016
Desde la celebración de las
elecciones generales, el Secretario
General del Partido Socialista está siendo objeto de una campaña indignante de
acoso y derribo. Una campaña que le llega desde todos los frentes: desde
algunos medios de comunicación, la oposición y su propio partido. Una campaña
injusta, infame, rastrera y oportunista. ¿Y todo por qué? Pues porque ha
expuesto su legítima intención de formar gobierno si el ganador de las
elecciones no lo consigue previamente. ¿Qué hay de malo en todo ello? ¿No es lo
que establece nuestra Constitución? La misma a la que tantas veces aluden los
que ahora intentan derribarlo. ¿No estamos en una Democracia Parlamentaria que
establece que el presidente del Gobierno sale de una mayoría parlamentaria?
Me niego a aceptar que Pedro Sánchez es el culpable de
todos los males del país. Que es el culpable de la ingobernabilidad a la que
podría estar abocado el posible futuro Gobierno. Que es culpable de lo que han votado
los ciudadanos. Pedro Sánchez no es el culpable de que el PP no encuentre
apoyos para gobernar. No es el culpable único de los malos resultados del
partido. No es culpable de que los denominados barones regionales no hayan
obtenido mayorías holgadas suficientes y se hayan visto obligados a pactar con
otras fuerzas para poder alcanzar la presidencia de sus comunidades. ¿Es que
los resultados de las elecciones generales no están condicionados, en buena
medida, por los de las autonómicas? Pedro Sánchez no es culpable de la
situación caótica en la que se encuentra su partido, de acudir a unas elecciones
sin programa ni equipo. Pedro Sánchez no es culpable de que García Paje, Ximo
Puig, Besteiro, Susana Díaz, Javier Fernández, Fernández Vara y otros mediocres
no tengan la categoría de otros barones del pasado, como Almunia, Borrel, Bono,
Ibarra, o el mismísimo Guerra. ¿Es culpable Pedro Sánchez de que sobre el secretario
general de los socialistas gallegos recaiga una cuádruple imputación? ¿Es que
eso no ha podido afectar a los votos obtenidos?
Pedro Sánchez y su partido,
obtuvieron un mal resultado en las elecciones generales, es cierto, pero no hay
nadie en el partido que las haya obtenido mejores que él. Salvo el caso de
Andalucía, donde a pesar de ganar, el PP se quedó a un solo escaño de los
socialistas. Pero incluso Susana Díaz
que tuvo la oportunidad de coger el partido no lo hizo. ¿Por qué? Porque el
partido estaba en horas bajas. Jugó a caballo ganador, no quiso
involucrarse porque sabía que no tenía nada que hacer. Sin embargo ahora acude
cuando ve sangre de su compañero herido. Pues bien, ese compañero herido cogió
el partido porque lo ganó en unas primarias, se hizo con el poder del partido
con los votos de sus compañeros, no como ella, que heredó el sillón de la
presidencia de la Junta.
Los que ahora culpan a Pedro
Sánchez de todos los males del país, juegan a tirar contra el muñeco. ¿Por qué no exigen a Rajoy y al PP que rebajen
sus pretensiones y pacten con otras fuerzas para gobernar? ¿Es que Rajoy no
es culpable de estar al frente de un partido que no recaba apoyos de nadie?
¿Por algo será no?
Pedro Sánchez no es el líder
que un partido como el PSOE necesita, es cierto, pero después de todo lo que ha
tenido que remar, ha llegado a un punto en el que se le presenta una
oportunidad de Gobierno, y está perfectamente legitimado para explorar esa
posibilidad. Ya está bien de que la unidad de España dependa solo de los
llamados partidos constitucionalistas. Podemos
y otros partidos de la izquierda son tan constitucionalistas como los demás.
Y les une mucho más al PSOE que la derecha rancia de Rajoy o la derecha nueva
de Rivera.
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