Pontevedra, 25 Septiembre de 2015
Estamos a las puertas de unas nuevas elecciones en
Cataluña; autonómicas para unos y plebiscitarias para otros, pero a pesar de la
amalgama de partidos que se presentan, podemos hablar de dos bloques bien
diferenciados: los que están a favor de la independencia, y los que están en
contra. Si bien hasta hace poco tiempo Convergència se definía como
catalanista, de un tiempo a esta parte
se ha liado la manta a la cabeza para erigirse como el gran defensor del
independentismo catalán, y tras separarse de su aliado histórico (Unió), ha formado una candidatura de
consenso con varios partidos llamada Junts
pel Sí.
Uno de sus grandes rivales, con posturas aparentemente
antagónicas, es el PP, pero ¿son tan diferentes como parece? Unos se alzan como los defensores de España
y otros de Cataluña, pero la verdad es que se asemejan más de lo que nos hacen
ver. Tienen más puntos en común que diferencias. En realidad, sólo tienen
dos diferencias que,y aunque sustanciales, no tapan el fondo de lo que realmente
les une: una visión neoliberal de la sociedad.
Si hablamos de ideas políticas propiamente dichas, de
economía o de programas en materia social, son partidos muy parecidos. Ambos son de derechas, católicos y
económicamente liberales. Prueba de su confluencia de ideas son las
numerosas ocasiones en las que han llegado a acuerdos tanto en el Parlamento
español como en el catalán. Ambos recortan en sanidad y educación, y fomentan
la privatización de los servicios públicos.
Convergència ha atacado el famoso modelo educativo de
inmersión lingüística que puso en marcha el partido socialista de Cataluña
mientras subvenciona escuelas del Opus Dei. Prueba de su defensa del
catolicismo más ortodoxo es la aprobación de la Ley de Cultos que impide la
construcción de centros evangelistas y musulmanes. Y referente a los medios de
comunicación públicos, al igual que el
PP ha hecho con RTVE, Convergència se ha hecho con el control absoluto de TV3,
convirtiéndola en un medio público al servicio de la causa independentista
ahora, y del partido antaño.
El caso es que CDC ha vivido siempre una doble vida
ideológica, porque a pesar de ser un
partido claramente de derechas, sus votantes suelen vestirse de progresistas.
Aunque quizás eso tenga que ver con la diferente visión que en Cataluña se
tiene de lo que significa ser de derechas, ya que para ellos tiene más que ver
con connotaciones antidemocráticas que con ideas puramente conservadoras. Todo
ello unido a que las ideas independentistas siempre han sido asociadas a gente
de izquierdas, han hecho que Convergència haya tenido una consideración más
progresista. Nada más lejos de la realidad.
Por eso, durante mucho tiempo aparecían ante los ojos de
la ciudadanía como una derecha europea, centrada y moderada; sin embargo hoy en
día, más allá de la deriva independentista, sus políticas son cada vez más
neoliberales. A Convergència y al PP
solo le separan temas lingüísticos y nacionalistas. Aunque bien mirado,
podemos dejarlo únicamente en los temas lingüísticos, porque a su manera, ambos
son nacionalistas: unos españoles y otros catalanes.
Publicado en PontevedraViva.com el día 25 de Septiembre de 2015
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