András, 24 enero de 2023
¿No es curioso
que el primer partido condenado por corrupción en España presente un documento
de regeneración democrática? No resulta muy creíble, aunque conociéndolos, posiblemente
lo que la justicia no ha sabido arreglar, lo haya logrado un buen examen de
conciencia en uno de esos retiros espirituales.
Lo presentó Feijoo en Cádiz, en la sede donde se votó la primera Constitución, y lo hizo porque considera que hay un deterioro importante en las instituciones debido a la presidencia de Pedro Sánchez. Es decir, como no gobierna el PP todo es nocivo para el país.
Y se tomó su tiempo, porque dedicó treinta páginas al asunto, aunque podría haberlo dejado en una sola frase, la que dijera que cuando el PP esté en la oposición, para no devaluar la calidad democrática de España, promete ser leal al gobierno y no actuar nunca con rencor, empezando por no deslegitimar al gobierno de turno.
De toda la verborrea presentada, la medida más polémica es la que dice que debe de ser la lista más votada la que gobierne, es decir, propone imponer nuevas normas por encima incluso de la ley electoral solo porque sabe que es lo que le conviene a su partido. ¿Pero España no era una monarquía parlamentaria, donde al presidente del gobierno lo eligen los diputados electos? En fin… Hablar de la lista más votada es la negación de la soberanía del Parlamento, ¡y se queda tan ancho!
Lo que hizo Feijoo fue largar una retahíla de cosas que el gobierno ha aprobado y que pretende derogar, sin explicar el motivo por el cual pretende hacerlo y, mucho menos, sin analizar las consecuencias que la derogación de muchas de ellas podría suponer para el país. Eso, a fin de cuentas, es lo de menos. Lo importante es hacer el paripé, sobre todo ahora que estamos cerca de las elecciones. A fin de cuentas, en unos meses nadie se acordará de nada y mucho menos si llega a gobernar. Esto es solo para ocupar portadas de los medios, estar en primera línea informativa, salir en las fotos de los periódicos y hacer propaganda. Todo lo demás le importa un carajo… y lo de los treinta folios, también.
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