martes, 29 de marzo de 2022

¡Chao!

András, 29 Marzo de 2022


Como suele decirse, a la tercera va la vencida y, finalmente, Feijoo va a cambiar San Caetano, por Génova. Acaba de finalizar la ruta que lo coronará el próximo fin de semana, en una despedida entre los suyos en la que se ha hartado de repetir que ha sido una decisión muy difícil y muy meditada. Mentira. ¿Cómo va a ser meditado algo que le ha venido sobrevenido por la incapacidad de su antecesor? 


Casado no se quería ir, y a Feijoo no le han ido a buscar. A Casado le han echado por la puerta de atrás, y Feijoo no ha querido dejar pasar de nuevo el tren. Eso no es planificar, eso es tapar una vía de agua que estaba hundiendo al partido. 


Dice él, que la situación le obliga, pero miente. Nadie le obliga a dejar la presidencia de la Xunta, para la que los gallegos le otorgaron su confianza, para ir a ocuparse de su partido, algo que a los gallegos les importa bien poco. 


Feijoo trata de justificarse y para ello intenta convencernos de que ante una situación como la que se ha producido en el PP, se ve obligado a reconducirla cómo pueda. ¿Y eso está por delante de su obligación con los gallegos? ¿Antepone el interés del partido al de los que le han votado? 


Seamos claros, Feijoo es ambicioso, y ha visto que tiene una oportunidad para llegar a Madrid como a él le gusta, bajo palio (ya se refieren a él como monseñor) y sin oposición interna, y no la ha querido desaprovechar porque la sombra de Ayuso es muy alargada.


En todo caso, Feijoo se ha cansado de perder oportunidades y esta vez va a coger el tren que le lleve a la puerta de Génova, con la esperanza que sea una estación previa a Moncloa. Ahora bien, tampoco será una debacle para Galicia, a pesar de que Miguel Santalices lo compare con el sentimiento de orfandad que se producía con la emigración.

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