viernes, 3 de agosto de 2018

Favores

Pontevedra, 03 Agosto de 2018

Nadie tiene las manos libres para hacer aquello que le venga en gana o, simplemente, para ejecutar las cosas en las que cree. Todos tenemos cargas más o menos pesadas que nos impiden actuar como nuestra conciencia nos dicta en cada momento. Y esto no es malo, porque a veces nos sirve de freno y evita males mayores. 

El problema es cuando esas ataduras provocan injusticias o sirven para repartir el poder entre aquellos palmeros a los que se le debe un favor.Eso es lo que pasa en la política, que cuando uno alcanza el poder, tiene tantos compromisos, que se ve obligado a olvidar sus principios, sus ideas, e incluso las promesas hechas a quienes le han votado, para entrar en el mundo de los favores y contentar a los del partido.

Porque los del partido son gente insaciable que están esperando siempre  su oportunidad, al acecho del puesto público, de ese despacho oficial donde explotar su propia cuota de poder.

Véase el caso de Pablo Casado, que ya tiene problemas para colocar a tantos adláteres.Y véase también el caso de Pedro Sánchez, que se ve obligado a colocar a unos cuantos al frente de puestos importantessolo por los peajes con la gente del partido. Se debería hacer un análisis profundo de cuántos son los enchufados cada vez que hay un cambio de gobierno, porque con cada nuevo gobierno se juega una lotería que reparte premios en forma de despachos oficiales, a costa, eso sí, del erario público.

En Vigo, la lotería le ha tocado a David Regades,un palmero de Abel Caballero que ha ido escalando en puestos de responsabilidad para cobrar la lealtad mostrada en todos estos años al alcalde. A él le ha tocado una buena pedrea, porque acaba de acceder al puesto de dirección más alto de la Zona Franca de Vigo, donde el PSOE se ha cargado a Teresa Pedrosa (quién también estaba colocada ahí por las mismas razones que su sustituto). 

¿Qué méritos tiene Regades para desarrollar ese puesto? Ni más ni menos que ser fiel a Abel Caballero, quién a su vez es una piedra en el zapato del presidente, y éste, por la transitiva, coloca en un buen puesto al amigo de aquél para que todos salgan beneficiados. Muy sencillo, es el típico juego de ingeniería política, lo que siempre se ha llamado quítate tú para ponerme yo.

Y todo ello con la estimable colaboración de los ciudadanos, que pagan la factura, asumiendo los costes de los favores políticos;los salarios y la incompetencia de muchos que están en puestos como este, sin ningún tipo de formación para desempeñarlos, y que lo único que hacen bien es cobrar a fin de mes y servir… al partido.

Publicado en PontevedraViva.com el día 03 de Agosto de 2018

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