Pontevedra, 01 Julio de 2016
Alberto Garzón es un político joven e inteligente. Se ve
un hombre con preparación y que sabe bastante de economía. Parecía que
Izquierda Unida en sus manos podía alcanzar de nuevo las cotas de apoyo que
tuvo en el pasado, con una modernización del mensaje y de la imagen, más actual
y adaptada al siglo XXI. IU debería ser la primera opción para los votantes
socialistas en tiempos de crisis del partido del puño y la rosa. Sin embargo, Garzón
pasará a la historia como el dirigente que certificó el hundimiento de la
formación heredera del comunismo español al entregarla con un lazo a Pablo
Iglesias. IU se ha difuminado dentro de Podemos, y ya no es nada. Sus votantes
se han quedado huérfanos y sus votos han ido a parar a un cajón de sastre,
compartiendo espacio con otras formaciones salidas del famoso 15-M, que poco tienen
en común. La imagen de Garzón la noche electoral, con aspecto de haber llegado
tarde de una fiesta, descamisado y al lado de Pablo Iglesias como un fiel
escudero y con cara de circunstancias, lo dice todo. Iglesias respondía a los
medios, mientras el representante de IU escuchaba y asentía con la cabeza a
cuestiones que debería responder en primera persona dando voz un millón de
españoles.
IU tendría que haberse presentado a las elecciones en
solitario, para respetar a sus votantes, y una vez conformado el nuevo Parlamento,
no estaría mal que participase de coaliciones o que apoyase a quien considerase
conveniente. Pero con voz propia, y no de esta forma, convirtiéndose en la muleta
de Podemos, cuyo único objetivo era el de buscar el sorpasso al PSOE.
Mejor le hubiese ido si el rumor que el mismo Garzón tuvo
que desmentir a principios de año fuese cierto. Y es que por aquel entonces se
le responsabilizaba de querer finiquitar a IU y crear un nuevo partido con un nuevo
nombre que dejase atrás su estructura rígida y burocrática y que rompiese con
la vieja guardia, a la que se acusaba de todos los males del partido. Crear un
nuevo partido con las bases de los comunistas españoles edulcorados y transformados
en IU hubiese sido un susto, pero la asociación con Podemos ha sido la muerte.
¿Qué le queda ahora a IU? En los comicios de diciembre, a
pesar de haber caído a su suelo electoral, sabían que contaban con el 3,67% de
los votos y dos escaños por Madrid gracias al millón de votos que lo arroparon.
Sin embargo ahora ni tan siquiera tiene esa información. ¿Cuál es su masa social? ¿Qué
porcentaje de votos ha obtenido? Ahora ni eso saben. IU se ha integrado en
Podemos para iniciar el proceso de liquidación. Cierto es que ya venían de malos
resultados y de muchos problemas internos en muchos casos por la poca
definición y las luchas de poder. Pero ahora no parece que haya vuelta atrás, y
Garzón es el responsable de poner los clavos al ataúd del partido que heredó de
Carrillo.
Publicado en PontevedraViva.com el día 1 de Julio de 2016
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