viernes, 22 de julio de 2016

Cinismo político

Pontevedra, 22 Julio de 2016

Arrancó la XII Legislatura, pero sin las expectativas de la anterior cuando Podemos y Ciudadanos irrumpieron por primera vez en el Congreso impregnados por la famosa vitola de la nueva política. Ahora, lo de nueva política es solo un espejismo que se ha quedado en agua de borrajas y que se ha demostrado como una nube de verano. Los nuevos son como los viejos y se mueven por los mismos intereses, ni más ni menos.

Los primeros pasos de cada legislatura consisten en la toma de posesión de sus señorías, que juran o prometen el cargo a lo que algunos añaden frases más o menos horteras; y la elección del presidente de la Cámara, que no es un tema menor por lo que significa el cargo, es la tercera autoridad del Estado, y porque deja atisbar lo que puede ser la elección del presidente del gobierno.

Ana Pastor ha obtenido la presidencia del Congreso gracias a la bajada de pantalones de Ciudadanos, y a la abstención de nacionalistas e independentistas. ¿Por qué el PP no se queja ahora de haber sido beneficiados por ellos? ¿A cambio de qué han recibido su ayuda? ¿Por qué la izquierda no puede siquiera mentar el apoyo de los independentistas pero cuando lo hace el PP no pasa nada? ¿Tiene algo que ver con todo esto el hecho de que la Fiscalía haya levantado la acusación del único delito por el que Artur Mas podría ir a la cárcel? ¿No es mucha coincidencia que ese hecho se haya producido precisamente el día anterior a que Convergència haya dado su apoyo al PP en el Congreso? ¿Acabarán teniendo grupo parlamentario propio a pesar de que no se cumplen los requisitos legales que se exigen para ello?

En breve obtendremos respuestas a estas preguntas, pero en todo caso, no debemos rasgarnos las vestiduras, porque ya sabemos que de siempre, los nacionalistas han sido los mercenarios de la política española. La conclusión es que los pactos nacionalistas solo rompen España cuando no son con el PP.

El caso de Ciudadanos es, si cabe, más grave todavía. Han dado sus votos al PP a cambio de dos puestos en la Mesa, y de esta forma consiguen la vicepresidencia primera y la secretaría tercera, puestos que por cierto, no le correspondían por el número de escaños obtenidos. Rivera se cansó de repetir que en su parido tenía como único interés la renovación democrática del país y que la primera medida de regeneración era que el presidente del Congreso no debería ser del mismo partido que gobierna.

Si embargo, a las primeras de cambio, se ha vendido a su hermano mayor por un par de sillones. ¿Qué condiciones ha puesto Rivera a Rajoy? ¿Qué ha pactado o qué ha conseguido para tragarse sus propias palabras de esta forma? En una cosa tenía razón Albert Rivera cuando dijo que él no se movía por un sillón, se movía por dos.

¿Todo esto es pacto, altura miras, pragmatismo o simplemente cinismo político? Rajoy sabe qué precio tienen los grupos políticos y como pagarlo, y en ese sentido hay que reconocer que es un burócrata extraordinario y que no le tiembla el pulso.

Publicado en PontevedraViva.com el día 22 de Julio de 2016




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