Pontevedra, 30 Junio de 2016
Después de algunos años de excelencia futbolística, la
selección ha vuelto a sus orígenes y ha caído en octavos. El fútbol es el opio
del pueblo, un analgésico que nos dan para que nos olvidemos de los verdaderos
problemas. Pero la eliminación ha dejado a la luz la constatación de un fracaso
personal. El del seleccionador, que ha demostrado ser mal entrenador, sin recursos
tácticos y con una falta de preparación de los partidos enorme, apostándolo
todo a la calidad de los futbolistas.
Personalmente del Bosque es un tipo que cae bien, es bonachón
y no se lleva mal con nadie. Profesionalmente le fue bien mientras le duró la
magia al ramillete de futbolistas que tenía, pero en cuando eso se acabó se le
vio el plumero porque sus argumentos tácticos brillaron por su ausencia y nunca
tuvo un plan b.
No hay más que echar un vistazo a su carrera como
entrenador. El Real Madrid de los galácticos y una selección de ensueño donde
aprovechó el trabajo hecho por su antecesor. Difícil no acertar ahí. Pero, ¿qué
hizo en el Besiktas? Nada, salió destituido porque allí los futbolistas no eran
como los de aquí.
Puede que don Vicente sea una buena persona, eso no hay
porque dudarlo, pero de entrenador tiene bien poco. Un entrenador tiene que hacer
algo más que poner buena cara y contentar a todos.
Publicado en LA VOZ DE GALICIA el día 30 de Junio de 2016
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