Pontevedra, 15 Julio de 2016
La repetición de
elecciones no sirvió para esclarecer el panorama en el
escenario político. Todo lo contrario: las mayorías siguen sin
existir, los pactos vuelven a ser necesarios y los partidos chocan todavía más
en sus vetos y exigencias. Lo único que no ha cambiado es
la actitud de Mariano Rajoy, que se cree que por tener más votos que los demás, debe
ser investido presidente sin hacer nada. Parece no haberse enterado de que necesita
más votos en el el Congreso, no en las urnas.
La teoría dice que los aspirantes a la presidencia
deben acudir a la
cita con el monarca con
las sumas hechas, es decir, habiendo mantenido contactos con el resto de
líderes y sabiendo si contarán o no con la suficiente confianza de los diputados.
Sin embargo, las dos fuerzas llamadas a
llegar a un acuerdo con el partido más votado, siguen enrocadas en no
retratarse ni dar su veredicto final hasta después de que el Rey se pronuncie,
y agotar así los plazos al máximo posible. Algo que es un error además de retrasar la
formación de Gobierno.
La estrategia de
Ciudadanos es dejar
claro que son los socialistas los que antes deben pronunciarse, porque con su
abstención bastaría para que hubiera Gobierno. Es decir, no apoyarían a Rajoy porque ya lo hace
otro y así no tienen que comerse sus propias palabras. ¿Qué palabras? Las del
propio Rivera, que se hartó de decir por activa y por pasiva, que no apoyaría
nunca un gobierno encabezado por Rajoy, pero que ahora ya parece matizar, al
decir que su partido
no fijará una posición sobre el asunto hasta el encargo del Rey a un candidato
para formar Gobierno.
Podemos se ha
quedado fuera de jugo porque no tiene peso suficiente, se dedica únicamente a lamerse las
heridas y a pedir explicaciones al PSOE, que por su parte, busca que otros partidos, entre ellos
Ciudadanos, se movilicen a favor de
permitir el Gobierno de Rajoy para finalmente
otorgar el apoyo necesario. Solo el estrictamente necesario, ni más ni menos.
Es evidente que
el único objetivo común debe ser evitar unas nuevas elecciones, pero no lo es menos que ninguno de los líderes quiere dar el primer paso. El PSOE pretende forzar un
entendimiento entre PP, Ciudadanos, Coalición Canaria y PNV para, en última instancia, dar el mínimo
apoyo que permita poner en marcha el Ejecutivo. Sin embargo, estos planes
chocan frontalmente con la pretensión de Ciudadanos, para quienes la presencia de un partido nacionalista en el
pacto sería contra natura. Rivera se ha
convertido en el azote de
los nacionalistas y su ideario tiene una premisa clara: no estar en ningún
acuerdo que atente contra la igualdad de los españoles.
Y aunque en
Ferraz tienen asumido que el resultado de las urnas los manda directos a la
oposición, no tienen intención de dar su brazo a torcer... de momento. El PSOE quiere desmarcarse de la
presión que Ciudadanos le ha trasladado y pretende que Rajoy siga buscando afines ideológicos.
Será ya al final cuando los socialistas facilitarán la investidura de Rajoy. Sin duda son estrategias políticas, pero ¿piensan en el
interés general del país? ¿Si piensan dar su apoyo a Rajoy, por qué no lo hacen
ya y empiezan a ejercer la oposición de una vez? ¿A quién pretenden engañar
enviando a unos cuantos diputados al baño en el momento de la votación?
Publicado en PontevedraViva.com el día 15 de Julio de 2016
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