Pontevedra, 29 Julio de 2016
En este país tenemos una tendencia preocupante a sobredimensionar
el fútbol y todo lo que lo rodea. Mitificamos a sus protagonistas y convertimos
a nuestros equipos en prácticamente la única razón de ser. Inmersos en una crisis económica y social brutal, no hay nada como un
poco de fútbol para anestesiar a la ciudadanía. De hecho, el inicio de la
Liga es esperado por los políticos como agua de mayo, con el fin de desviar la
atención que actualmente recae sobre ellos.
Recordemos las tremendas manifestaciones en Vigo y
Sevilla para que sus respectivos clubes no perdieran la categoría por el
incumplimiento de la Ley del Deporte. Aquí somos así, nos manifestamos por el fútbol pero no lo hacemos por los seis millones
y medio de parados que hemos llegado a tener.
Ahora, la
Audiencia Provincial de Barcelona ha condenado a Messi y a su padre a 21 meses
de prisión por tres delitos fiscales. Entre otros motivos, por el pequeño
detalle de defraudar 4,1 millones de euros al fisco.
Nadie duda de las virtudes futbolísticas del argentino,
pero debería saber que los regates solo
son para la cancha. Y que vive en un país donde se le paga bien por sus
méritos profesionales, pero donde hay millones de personas que no llegan a fin
de mes y a los que Hacienda no les perdona ni un solo euro de sus obligaciones
fiscales. Muchos de ellos luego le jalean en el estadio y a los que él, con su
fraude, ha estafado. Messi juega en el otro equipo a partir de ahora, en el de
los defraudadores. Pero afortunadamente,
esta vez el regate le salió mal y los del equipo de los honrados, de los que
pagamos impuestos y somos gente de bien, hemos ganado el partido.
Desgraciadamente, no hay solo un Messi sino muchos,
que buscan formas para franquear el pago de impuestos. Juegan con ventaja porque cuentan con asesores
legales que saben cómo driblar la ley para pagar lo menos posible a pesar de
sus elevadísimos ingresos. Evadir
al fisco no es justo, especialmente para los que nos ganamos el pan con nuestro
sudor y, si no es justo, la justicia debería actuar severamente y a ciegas.
Pero lo peor no es
que Messi haya defraudado, sino las muestras de apoyo que aficionados y su
propio club han hecho del ídolo ya condenado. No sé que puede pasar por la
cabeza de aquellos que le jalean porque con esa actitud lo que hacen
indirectamente es ir contra la propia caja de todos, Hacienda. Seguro que
muchos de ellos están en el paro, han dejado de cobrar prestaciones, les han
rebajado las ayudas sociales o incluso retirado las becas a sus hijos, sin
embargo están ahí gritando contra ellos mismos.
Y lo mismo digo del club que le sostiene, que asegura que
no van a permitir que a su estrella se le trate como a un delincuente. Se chulean por apoyar las patrañas de un
defraudador y aplauden el delito fiscal. Aunque viniendo del FC Barcelona
todo e posible, porque es un club condenado por delitos fiscales que escenifica
su apoyo hacia un futbolista condenado por los mismos motivos. Por tanto, son
coherentes con su propia forma de actuar y predican con el ejemplo, aplaudiendo
los goles y los regates fiscales con el mismo ímpetu.
Publicado en PontevedraViva.com el día 29 de Julio de 2016
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