Pontevedra, 08 Julio de 2016
Podemos ha
perdido una ocasión de oro para participar en un Gobierno de España, y puede que esa oportunidad
no se le vuelva a presentar tan fácilmente. Estuvo varios meses anclado en una
postura radical y se negó rotundamente a
apoyar un gobierno de cambio. Apostó todo a unas nuevas elecciones pero le
salió el tiro por la culata, porque los llamados partidos emergentes han sido
los más perjudicados. Ciudadanos perdió más escaños, y Podemos, que se había
jugado la baza de intentar ahogar al PSOE por su acuerdo con Ciudadanos tras el
20-D, perdió un millón de votos y se
quedó lejos de conseguir el deseado sorpasso
que de momento, tendrá que esperar a una mejor ocasión.
Pero la realidad es muy tozuda, y Podemos ha inflado tanto el globo que le ha explotado en la cara. Y
lo peor es que siguen anclados en una postura de narcisismo profundo que no les
permite analizar la situación con objetividad, sin hacer la más mínima
autocrítica. Primero nos contaron un cuento en el que dibujaron un mundo ideal,
pero a medida que las encuestas les iban inflando fueron edulcorando sus
propuestas hasta demostrarlas imposibles. No se puede negar el éxito de aunar
tantos millones de votos en un año y medio, pero de ahí a ser los salvadores de la patria hay un trecho, y han acabado muertos
por su propio ego y su propia visión (también irreal) del país.
Ahora, cuando llega la hora de analizar el porqué de esta
situación, actúan como los partidos de
toda la vida, esos que ellos llaman la vieja política, y echan la culpa a
los ciudadanos. Vamos, que matan al mensajero. Actúan con una visión muy subjetiva de la democracia. Votar esta muy
bien, pero si los resultados no son los deseados, entonces se equivoca. Es
decir, votar es muy democrático siempre que salga el resultado deseado. Y Pablo
Iglesias, en este aspecto ha cometido el mismo error que todos.
Pero hacen mal haciendo un análisis tan simple se la situación,
porque los ciudadanos con sus votos ponen a los partidos en su sitio, y si no han aglutinado mayor apoyo alguna
responsabilidad tendrán en el partido. Sobre todo del propio Pablo
Iglesias, que peca de soberbia y prepotencia, algo que a la vista de los
resultados, la ciudadanía perdona menos que la corrupción.
¿No sería más acertado pensar que muchos de los que le
votaron el 20-D lo hicieron sin leer su programa electoral y como protesta a
tanto hastío y tanta corrupción, pero el
26-J se quedaron en casa temerosos de que Podemos pudiera finalmente gobernar?
Y lo que Iglesias tampoco dice es que la política del miedo que una y otra vez
sacó a pasear el PP, también la utilizó Podemos pero en sentido contrario, y ya
sabemos que España es un país de
tradiciones, más vale malo conocido.....
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