Pontevedra, 17 Noviembre de 2017
La nueva política, aquello que nos
vendieron como la solución a los problemas de España, hace aguas.
Corrupción, gente anclada al sillón público y enchufismo deliberado a diestro y
siniestro, eran sólo algunos de los males que gangrenaban la salud de nuestra democrática
y que los nuevos iban a solucionar. Así aparecieron partidos nuevos y con ellos
personajes curiosos y salvapatrias, como los de Podemos y sus socios periféricos.
Entre
todos ellos, destaca Ada Colau, que de activista antidesahucios dio el salto a
la política para hacerse con la alcaldía de Barcelona. Y con intenciones de quedarse,
porque le ha cogido el gusto al poder. Colau ha aprendido rápido que en política
lo mejor es pasar desapercibido, no mojarse, y navega entre la ambigüedad y la
indefinición. ¿Colau es independentista
o defiende el orden constitucional? Le vale todo siempre que con ello gane
votos. Dice que no es independentista pero votó SI en la consulta ilegal del
9-N.
También
promovió y participó en el referendo ilegal del 1-O, y por si fuera poco, considera la aplicación del 155 un acto de represión
del Gobierno que, entre otras cosas, ha traído de nuevo los presos
políticos a España.
En definitiva, su incongruencia
y ambigüedad es de tales dimensiones, que después de todo lo que ha pasado en
Cataluña en los últimos meses, todavía no
tiene claro si es una República o sigue siendo una Comunidad Autónoma porque, como
ella dice, está “perpleja”.
Esa misma
ambigüedad, le ha llevado romper con PSC en el gobierno municipal para hacer un
guiño a ERC, para ver si pueden gobernar juntos la Generalitat. Ahora, haciendo
gala de su oportunismo, ha aprovechado
la ausencia de los líderes independentistas en Cataluña (fugados, encarcelados
o renegados) para coger la estelada y ponerse al frente de lo que queda del
secesionismo aunque, eso si, sin asumir claramente que es independentista.
Veremos
si la estrategia le sale bien, porque si acaba formando gobierno con ERC y éstos nuevamente se echan
al monte, Colau deberá por fin definirse. Pero eso todavía está lejos, de
momento su objetivo es tirarse en brazos
de Oriol Junqueras. Brazos políticos, por supuesto.
Publicado en PontevedraViva.com el día 17 de Noviembre de 2017
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