Pontevedra, 10 Noviembre de 2017
Por mucho que les pese a algunos,
vivimos en una democracia. Con sus defectos y sus virtudes, pero una
democracia. Y exceptuando viejas añoranzas infantiles, no hay duda de que ahora
estamos mejor, aunque todavía haya quien desprecie lo que tenemos con una
enorme irresponsabilidad.
Aceptando las diferentes opiniones
y la legítima discrepancia, no se puede negar
la evidencia de que España vive un buen momento, con libertades y derechos
civiles a la altura de los países más desarrollados del mundo.
A pesar de que en política vale
todo y cualquiera puede decir lo que le viene a la cabeza sin pensar lo que
dice, hay que tener cuidado con algunas afirmaciones, porque las mentiras pueden calar y provocar un
problema mucho mayor que la simple contienda política.
El asunto catalán es un buen
ejemplo. Los independentistas no respetan
nada, y para conseguir sus objetivos se llevan por delante lo que haga falta.
Por eso hablan de represión, de persecución política, de carencia de derechos,
de indefensión judicial…. Y aunque la recuperación de la cordura no es algo que
se espere de ellos, los que preocupan son otros, que teníamos por más cabales
pero que en el fondo son como todos cuando huelen algún rédito político.
Es el caso de Podemos y sus socios
catalanes, que dan tantos bandazos como la situación aconseje, y asumen el mensaje independentista solo por interés
partidista. ¿Vale la pena ganar algunos votos a cambio de tirar por tierra
lo que tanto tiempo costó conseguir? Quiénes hacen tal cosa, son unos irresponsables
que proyectan al mundo la idea de una España franquista en pleno siglo XXI.
Decir que en la España de hoy en
día hay represión y presos políticos es
de una irresponsabilidad extrema que deteriora la imagen del país y que podría
traer consecuencias gravísimas. Pero Iglesias y Colau pueden decirlo sin
miedo, porque muy a su pesar, en España hay una democracia que les permite
hacerlo.
Publicado en PontevedraViva.com el día 10 de Noviembre de 2017
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