Pontevedra, 14 Abril de 2017
Cuando
Pujol era el político más influyente de España, se decía que Cataluña
era ejemplo de políticos, con altura de miras y con peso específico en la
política española. Hablaban inglés, recibían a presidentes
extranjeros y llevaban la manija de la política estatal aprovechándose
de la debilidad parlamentaria del gobierno de turno.
Pero las
cosas han cambiado mucho, y ahora el Molt Honorable es el Molt Empestat y de aquella
imagen no queda ni la sombra. Los gobernantes catalanes actuales
son unos ingenuos que trataron de convencer a la ciudadanía sobre la independencia
con el único argumento del deseo. Pujol es un apestado y Mas, ahora es “menos”. Posiblemente nunca fueran lo que nos hicieron creer, sino más bien corruptos
y desleales.
El caso es que el
panorama político catalán no puede ser más desolador, y la palma de
momento, se la lleva Artur Mas, que ha sido condenado por el delito menos grave
que se le imputaba a la mayor condena, dos años de inhabilitación por
desobediencia; pero ha sido absuelto de la acusación que podría traerle mayores
consecuencias, la prevaricación. A Mas le cabe el honor de ser el primer presidente
autonómico en ser condenado por desobedecer una resolución judicial.
Aunque él trata de presentarse como una víctima del
estado opresor, la conclusión es que en
España sale muy barato subvertir el orden constitucional, porque lo que se ha
hecho en Cataluña ha sido organizar un golpe de estado blando a un precio realmente
ridículo. Saltarse el orden constitucional tiene que estar castigado con una
pena a la altura del delito. Por cierto, ¿de dónde sacará Artur Mas los 365.000
euros que debe pagar como consecuencia de la condena? ¿Del 3% a cambio de
adjudicaciones públicas?
Publicado en PontevedraViva.com el día 14 de Abril de 2017
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