Pontevedra, 04 Noviembre de 2016
Después de su asesinato político a manos de quienes se sublevaron contra él, Pedro Sánchez en un acto de dignidad, entregó su acta de diputado para no tener que ir contra el partido ni contra sus propios principios. Abandonó la primera línea, pero prometió volver y presentarse de nuevo a la Secretaría General. Dice que aspira a recuperar y reconstruir el PSOE, pero no le va a ser fácil porque está rodeado de personajillos que harán lo que sea por mantener el poder y el sueldo. El ejemplo lo tiene con Antonio Hernando, que le abandonó para aliarse del lado de los rebeldes, traicionando a su jefe y defendiendo aquello en lo que no cree (o no creía). Me pregunto si Hernando puede mirar a la cara a Pedro Sánchez sin sonrojarse.
El partido está en manos de una gestora, que a su vez está en manos de
González y sus adláteres, con Susana Díaz al frente. Por cierto señor González, ¡quién le ha visto y quién
le ve!. La gestora está formada por unos advenedizos sin criterio, sin
ideas, sin dignidad y sin carácter. Pero tratarán de dirigir todos sus
esfuerzos y los del aparato a menospreciar a Pedro Sánchez, tratando de dañarlo
cuanto puedan. Utilizarán todo lo que sea necesario para ir contra quien pretenda
ponerles en peligro el área de confort en la que viven.
Susana Díaz, que maneja
el partido desde la sombra y ha montado su propio
cortijo en Ferraz, es la cabecilla responsable de dinamitar el partido y solo
se mueve por interés personal puro y duro. Aspira a presentarse a las generales
dentro de cuatro años, y le conviene una legislatura larga que le permita
prepararse para salir bien en la foto de los carteles electorales. No le
importa que mientras llegue su momento el PP sigua maltratando a los ciudadanos.
Mientras, cada uno busca sus sitio en la guerra que acaba de comenzar. Los
más íntegros y dignos se situarán del bando que consideren según su propio
criterio y opinión una vez analizados los hechos de las últimas semanas. Pero
la mayoría, se situarán del bando ganador, porque temen perder el puesto que
tienen asignado ya sea en el propio partido o en alguna institución pública. A la mayoría, lo que les mueve es el
bolsillo, no el interés general.
La fractura socialista es doble; interna y con los militantes, y esto
último es lo verdaderamente grave. A los
caudillos socialistas regionales no les importa lo que piensen las bases.
No les importa que haya gente indignada, que muchos no puedan dormir; gente que
lo han dado todo en los tiempos difíciles. No les importa que sientan vergüenza
y tengan que bajar la cabeza cuando se nombra al PSOE. No les importa que sientan
bochorno cuando escuchan aquello de “todos son iguales”, porque precisamente
creían en todo lo contrario, que ser socialista
era ser diferetne a la derecha, era tener dignidad y no ser un parásito
apoltronado en un sillón público.
Pero lo peor para el PSOE no es la crisis interna que ha llevado a la
ruptura total del partido. Ni siquiera lo es la mala gestión de la situación
por parte de la gestora y sus hombres de paja. Lo peor de todo es que está en manos de nadie. Porque si el futuro
del partido y de España pasa por Susana Díaz, Abel Caballero, Javier Fernández,
Ximo Puig, García-Page, Javier Lambán, Fernández Vara y compañía… estamos
aviados.
Y lo peor de lo peor es que habiendo personas válidas que puedan
representar todo lo contrario que estos mercenarios políticos, como Josep Borrell, Miquel Iceta, Pachi López,
Gonzalo Caballero o el propio Pedro Sánchez, serán acallados y apartados
por los que solo quieren mantener su puesto.
Publicado en PontevedraViva.com el día 04 de Noviembre de 2016
Publicado en PontevedraViva.com el día 04 de Noviembre de 2016
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