Pontevedra, 18 Noviembre de 2016
Como a ellos mismos les gusta decir, El PSOE se ha descosido.
Una expresión hortera con la que expresan que el partido ha dejado de ser lo que era para pasar a convertirse en un
grupo de viejos dirigentes apoltronados, a los que se han unido unos
cuantos adláteres más jóvenes, que han alcanzado unos puestos en las
instituciones que nunca soñaron, y que se están cargando conjuntamente más de
cien años de historia, de lucha contra las injusticias y de defensa de los
intereses comunes.
El PSOE está secuestrado
por la parte vieja del partido, la parte atada a los poderes económicos,
que en el ocaso de su vida se arriman a posiciones más cómodas una vez que
tienen las espaldas bien cubiertas.
Mucho tienen que
hacer para devolver al partido al lugar del que lo han movido. Además ahora tienen una doble
presión, la de la derecha y la de la izquierda radical. Ambas fuerzas empujan
al PSOE con presiones diferentes pero que le obligarán a definirse lo antes
posible.
En el pasado debate de investidura, los socialistas se
indignaron con el discurso que Gabriel Rufián les tenía reservado. Sin embargo,
su indignación fue exagerada, porque el
catalán lo único que hizo fue poner al PSOE ante el espejo, y claro, a sus
señorías socialistas no les gustó lo que vieron.
En su discurso no hubo insultos, ni palabras gruesas ni
nada. Es más, Rufián se dirigió a la
Cámara con una educación exquisita, pero con un ramillete de afirmaciones
preñadas de lo peor que podían estarlo, de verdad. Y esto precisamente fue lo
que molestó a los socialistas, escuchar unas verdades que los de deja con la
moral por los suelos y con una cara de vergüenza enorme ante la totalidad de la
ciudadanía, tanto los suyos como los adversarios.
Pero quizás lo peor no fue verse en el espejo de la
verdad, sino el apoyo que les brindó la
bancada de la derecha en forma de aplausos para reprobar la actitud del
independentista. ¿Que es peor para el PSOE, estar hundido o recibir el aplauso
de la derecha?
El PSOE está
roto, pero no pueden culpar a nadie de ello. Nadie tiene la culpa de lo que le está pasando,
al menos nadie que no sean ellos mismos. Está siendo devorado desde dentro por
quienes piensan en sí mismos y no en lo que representa el partido (o
representaba). En ese proceso de autodestrucción interno no dan una a derechas,
o bueno una a “derechas” si que han dado, le han dado el poder.
Publicado en PontevedraViva.com el día 18 de Noviembre de 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario