Pontevedra, 11 Noviembre de 2016
Ya tenemos nuevo Gobierno y Rajoy vuelve a ser presidente.
Más allá de aspectos ideológicos, debemos congratularnos porque al fin el país
esté en manos de alguien. Los gobiernos son necesarios, y aquí estábamos ya en
una situación insostenible. Pero igual de importante que el gobierno lo es la
oposición, cuya labor es crucial y debe ejercer de fiscal de la acción de
gobierno. Pero, ¿tenemos oposición en España?. ¿Qué partido está en condiciones de ejercer una oposición firme pero a
la vez leal a los intereses generales del país? Esta es la gran pregunta
que debemos hacernos y para la que, desgraciadamente, no hay una respuesta
convincente. PSOE y Podemos están peleados cada uno consigo mismo y entre
ellos, los nacionalistas a lo suyo y Ciudadanos a punto de rellenar la solicitud
para su ingreso en el PP.
Y en este ambiente, Rajoy se mueve como pez en el agua. Se
dice que esta podría ser una legislatura corta porque necesitará apoyos de una
mayoría de la Cámara que actualmente no tiene. Su investidura se debió a la
abstención socialista que solo garantizaba eso, la investidura. Pero en la
realidad Rajoy podría alargar su segundo mandato e incluso finalizarlo, porque
quien ostenta el poder tiene resortes suficientes para gobernar, y además
siempre puede acusar a la oposición de negarle la gobernabilidad. Por tanto, viendo la oposición que hay, podríamos tener
Rajoy para rato. Él basa su éxito en la debilidad de sus adversarios y
cuánto peor les vaya a ellos, mejor le irá a él.
El PSOE necesita
ejercer una oposición dura para reconstruirse y purgar con sus votantes la
traición de haber entregado el poder a la derecha. Pero no lo tienen fácil,
porque antes tienen que encontrar quien lo haga, necesitan un líder, que es
diferente a un portavoz del grupo parlamentario, el cual se ha roto en tantos
pedazos como el propio partido. ¿En cuántos? ¿Cuántas corrientes hay ahora en el
PSOE? Los del no a Rajoy, los de la abstención, los del PSC, los críticos, los
críticos de los críticos, los pedristas...... y todo ello en manos de unan
gestora que en lugar de poner paños calientes y aunar posturas, cada vez divide
más al partido con amenazas a los que no comulgan con la denominada “versión
oficial”, si es que la hay.
Mención aparte merece Podemos. La agresividad con la que se maneja su líder es preocupante, y se
empieza a atisbar cierta desaprobación interna a las formas. Podemos debería
apostar por las ideas más que por la confrontación, porque vive en un estado de
permanente enfado y está perdiendo fuelle por la forma de comunicarse más que
por lo que comunica. Han traído a la política unas posiciones agresivas,
basando todo en la protesta en la calle y en la gresca. Están nerviosos y
trasladan su nerviosismo a quienes les siguen con manifestaciones agresivas,
con insultos y profiriendo consignas muy graves, aunque legales. No deberían
olvidar que gracias a aquellos que insultan, ellos pueden hoy manifestarse
libremente. Probablemente Podemos haya alcanzado su techo electoral y necesita
pulir un poco su forma de hacer política si quiere ser alternativa y por
supuesto oposición.
Por tanto la
oposición no está ni se le espera y eso va en detrimento de la calidad
democrática,
de la acción parlamentaria, de los intereses generales del país y solo
beneficia a uno… a Rajoy, a quién su continuismo e inmovilismo le ha puesto la
cosas en bandeja.
Publicado en PontevedraViva.com el día 11 de Noviembre de 2016
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