Pontevedra, 25 Noviembre de 2016
Se puede ser republicano o
monárquico. Se puede defender cualquier forma de organización política
democrática, pero lo que no se puede ser
es antidemocrático. El respeto a las instituciones que nos hemos dado es
fundamental para su funcionamiento, incluso para poder cambiarlas si eso es lo
que se pretende. La grandeza de los demócratas es respetar a todos, incluso a
los que no lo son. Que un diputado saque
una bandera republicana en la sede de la soberanía nacional mientras el Jefe
del Estado ofrece un discurso institucional es, sencillamente lamentable.
No por el hecho en sí, sino por el lugar y el momento.
Aplaudir al Rey no significa demostrarle adhesión y mucho menos declararse
monárquico, sino respetar la figura de la jefatura de la soberanía nacional. Y
en todo esto se equivoca Podemos, en la actitud, en los comentarios y en las
formas que utilizan para la protesta. Porque la forma de reivindicación
política ha cambiado y ya no es necesario ser maleducado ni desairar los
símbolos democráticos para demostrar disconformidad. Ahora pueden presentarse a las elecciones libremente, hacer un programa
de gobierno en el que se incluyan todas las demandas que consideren oportunas, recabar
los votos de la gente y si te dan una mayoría suficiente, gobernar y cambiar
las cosas. Porque en eso consiste la democracia, y los que no lo entiendan
es que no son demócratas.
Podemos hace de la política una forma de protesta. Y
lo hacen a la antigua, como si en España hubiera aún una dictadura y
necesitaran de la lucha callejera para sus reivindicaciones. Hacen una política
de gestos para que se les vea como las víctimas de un sistema que les oprime. Y
hoy, afortunadamente ya no es necesario todo esto, pero Pablo Iglesias parece
que no lo acaba de ver.
Los periodistas que cubrían el acto de apertura de las Cortes, le preguntaron a Iglesias porqué razón él y los suyos habían decidido desairar de firma tan despreciativa al Jefe del Estado y él respondió que "nosotros no estamos aquí por ser hijos de nadie ni por tener sangre azul. Nosotros tenemos mucha más legitimidad porque a nosotros nos vota la gente".
Los periodistas que cubrían el acto de apertura de las Cortes, le preguntaron a Iglesias porqué razón él y los suyos habían decidido desairar de firma tan despreciativa al Jefe del Estado y él respondió que "nosotros no estamos aquí por ser hijos de nadie ni por tener sangre azul. Nosotros tenemos mucha más legitimidad porque a nosotros nos vota la gente".
Se equivoca cuando compara su
legitimidad con la del monarca, porque ambos están igualmente legitimados. La Constitución,
votada por los españoles es la que otorga la forma de gobierno del estado
español. Una Constitución que fue aprobada por una mayoría como nunca se ha
visto en la historia de España. Por tanto, el
Rey está tan legitimado como Pablo Iglesias aunque ello no signifique que sea
obligatorio ser monárquico. Lo que si se espera de los depositarios de la
soberanía nacional, es que dentro de las diferencias políticas legítimas, muestren
respeto a la forma de gobierno y a las instituciones. Un respeto que Pablo Iglesias se pasa por el forro, y aunque pretende
dar clases de democracia y ser el más demócrata de España, en realidad parece
que no entiende la democracia.
Publicado en Pontevedraviva.com el día 25 de Noviembre de 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario