Pontevedra, 10 Junio de 2016
El hombre es el único animal que tropieza dos veces con
la misma piedra. Y hasta tres, cuatro..... y las que haga falta. Solemos
utilizar esta expresión para enfatizar los errores que con frecuencia se
repiten a pesar de haber indicadores, alarmas, advertencias e incluso la propia
experiencia que nos indican que estamos optando por el camino incorrecto. Pero hay algo que está muy por encima de la
experiencia y el aprendizaje, y es la falta de actitud. El que no quiere
aprender no aprende por mucho que le insistan y le demuestren qué puede ser lo
mejor para él.
La política es un buen ejemplo que confirma la teoría
anterior. Sabemos que los políticos nos mienten, que no dicen toda la verdad,
que nos esconden información, que juegan con una doble moral, que dicen una
cosa y la contraria, que lo que dicen en casa lo niegan fuera; pero ni siquiera así somos capaces de reaccionar
y tomar medidas. Tropezamos una y otra vez en la piedra del engaño y la
pillería que utilizan para que les sigamos manteniendo en el poder, por cierto,
bien remunerado y con pocas responsabilidades. Al menos, con pocas
consecuencias sobre la falta de efectividad en la gestión.
Los ejemplos de
mentiras políticas son innumerables. Estamos hartos de ver cómo se nos miente descaradamente,
y no importa el lugar, porque da igual hacerlo en un medio de comunicación, que
en un mitin, que en sede parlamentaria que en cualquier lugar. Ya se ha perdido
la vergüenza a que te pillen.
Ante la convocatoria de las próximas elecciones, el
Gobierno en funciones de Mariano Rajoy, se ha permitido el lujo de ningunear al
país y lo peor de todo, es que los españoles se lo vamos a permitir e incluso a
premiar, porque las encuestas dicen que el PP volverá a ganar las elecciones,
si cabe con mayor diferencia que las de diciembre, y eso que cada día sale un nuevo caso e corrupción, de
manipulación de la realidad y, en definitiva, de mentira global.
Rajoy envió una carta al presidente de la Comisión
Europea para pedirle que se aplace la multa de 2.200 millones de euros con la
que ésta pretende sancionar a España por no haber cumplido el objetivo de
déficit. Le explica que como 2015 fue año electoral, mintió a los españoles diciéndoles que se bajarían los impuestos y
les ofreció algunos caramelos más para que éstos, que son unos ilusos, le
votasen. Y así lo hicieron. Le votaron y ganó las elecciones aunque no le
sirvió para gobernar. Sin embargo, esta medida electoralista y con el único
objetivo de beneficiar a un partido político, le va a costar a los españoles
los 2.200 millones de euros comentados más unos 8.000 euros de propina en
nuevos recortes. Así se lo explicaba Mariano a su amigo Jean Claude en la
citada carta. No me sanciones ahora,
hazlo tras las elecciones y si gano volveré a apretar a estos que, a fin de
cuentas, no les importa nada de lo que haga con ellos. Volverán a votarme con
la misma sumisión de siempre. Luego ya buscaré una excusa para justificar los
nuevos recortes. Puedo volver a aludir a la famosa herencia recibida, por
ejemplo. A fin de cuentas, llevo haciéndolo casi un lustro y no pasa nada. O
puedo decir que han sido las Comunidades Autónomas las que me han destrozado el
déficit, a pesar de que muchas de ellas están gobernadas por mi propio partido.
¡Qué más da lo que diga Jean Claude!
Mariano miente
descaradamente, pero nosotros seguimos aceptando la mentira como una parte del juego en
que nos vemos involucrados. Mientras no se castigue el engaño y se exija que
los políticos cumplan con lo prometido, no tenemos mucho futuro.
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