András, 25 abril de 2023
Causa sonrojo
escuchar a quienes defienden a los bancos cada vez que el Gobierno propone
algún tipo de impuesto nuevo o trata de incrementar los controles sobre el
ejercicio de su actividad. Conocido es el abuso que, durante tantos años, han
ejercido con las hipotecas, por ejemplo, con cláusulas que, posteriormente, han
sido declaradas de abusivas e ilegales. Ni siquiera con una sentencia firme han
dejado de deslizarlas en las nuevas contrataciones, y tiene que ser el propio
cliente quien solicite su retirada.
Sin embargo, hay una parte de este país, la derecha concretamente, que se empeña en defenderlos, ejerciendo una presión brutal y anteponiendo sus intereses a los de la propia ciudadanía. Lo llevan en la sangre, son expertos en defender a los poderosos porque, en el fondo, se defienden a sí mismos.
Pareciera como si lo que se pretende fuese imponer medidas injustas contra quienes están en peligro de entrar en algún tipo de riesgo empresarial cuando, cada año, escuchamos como ganan más y más dinero, con récord de beneficios y con crecimientos que suelen rondar o superar los dos dígitos.
Por ejemplo, el Santander el año pasado obtuvo un beneficio superior a los dos mil quinientos millones de euros, sin embargo, los medios afines a la derecha, casados con el poder económico, consideran que su beneficio “se ha estancado”, como si les pareciera poco. ¿Alguien cree que una empresa con una cuenta de resultados como esta no puede pagar un nuevo impuesto?
Los bancos recortan personal por su interés, prejubilan cuando les conviene para cuadrar las cuentas, disminuyen el servicio sin hacer lo propio con las comisiones que cobran, cierran oficinas sin importarles que se pueda asegurar el servicio mínimo exigible y, si les va mal, con la excusa de no causar una debacle económica en el país, se les rescata con dinero público que nunca devuelven. Pero, eso sí, no pueden pagar más impuestos, no se vayan a molestar…
No hay comentarios:
Publicar un comentario