András, 28 Octubre de 2022
El localismo es una enfermedad contagiosa que
no tiene cura. De eso sabemos mucho en Galicia, de localismos absurdos que
provocan enfrentamientos ridículos y duplicidad de gasto. ¿No resulta
curioso que solo las inversiones públicas se ven amenazadas por el localismo?
¿Por qué ninguna empresa privada dobla esfuerzos innecesarios por este motivo?
El último brote de localismo ha surgido a raíz de la candidatura para la ubicación de la sede de la Agencia Española de Inteligencia Artificial. A Coruña, Ourense y Santiago competían como candidatas gallegas para, posteriormente, enfrentarse a otras ciudades españolas. La Xunta debía elegir y lo hizo, y de nuevo, salió el localismo a la palestra.
El localismo es el responsable de muchos de nuestros males. Por ejemplo, de que hayamos pasado de tener una de las universidades de mayor prestigio del país a contar con tres menores, o de tener un aeropuerto internacional con vuelos a medio mundo, a tener tres de menor rango que en vez de facilitarnos las comunicaciones, nos las dificultan. ¿Quién no se ha visto en la tesitura de volar desde Vigo y verse obligado a volver a Santiago, por ejemplo?
Todo es consecuencia del absurdo y contagioso localismo de nuestros dirigentes, que acaban contaminando a la gente. Es más, presumen de ello y lo ponen como excusa para defender a sus ciudades, cuando la defensa que necesitamos consiste en otra cosa.
La defensa de los intereses de un municipio o una comarca se hace con el consenso de las administraciones implicadas, analizando cuales son las mejores opciones para, con el menor coste, obtener el mayor beneficio para todos, no solo para unos pocos.
Pero no puede haber consenso cuando lo que prima es el localismo que, en sí mismo, es la esencia del nacionalismo. Pensar que uno se puede abastecer a sí mismo, que pude vivir solo de lo que produce, cuando cree que no necesita a nadie para sobrevivir. Es decir, cuando uno se cree el centro del mundo. Ese es el error de base de los nacionalismos y ese, es el virus que se inocula con el localismo.
El alcalde de Ourense afirma que se trata de una declaración de guerra de la Xunta y Bugallo estudia recurso porque cree que todo, gira en torno a Compostela. La propia alcaldesa de A Coruña, la ciudad finalmente elegida, ya había amenazado antes, como acción preventiva, que rompería relaciones con la Xunta si no eran los agraciados con la lotería de la inteligencia artificial. En definitiva, todos contagiados por el localismo que les nubla la mente. ¡Y menos mal que Vigo no competía!
Publicado en PontevedraViva.com el día 28 de Octubre de 2022
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