András, 10 Abril de 2020
Los medios de comunicación han desempolvado una etapa de nuestra historia reciente para que tratemos de agarrarnos a ella y podamos copiar lo que en aquel momento fuimos capaces de hacer. Los famosos Pactos de la Moncloa del año 1977, que fueron ejemplo de pacto político y sacrificio de la población por el bien común.
Es verdad que la situación que hay ahora no tiene nada que ver con la que había entonces. Ni los empresarios, ni los sindicatos tienen la representación social y económica que tenían en aquel momento, ni siquiera desempeñan el mismo papel que tenían antes. Quizás porque había algo que ahora no hay, pero el espíritu de aquel momento es perfectamente exportable a nuestros tiempos, solo hay que querer.
Los Pactos de la Moncloa deben servir como evocación de lo que fuimos capaces de hacer en una etapa muy complicada de la historia de España. Por tanto, es perfectamente pertinente hablar ahora de ellos, por lo que supusieron en aquel momento. Fueron, sobre todo, un gran ejercicio de concertación social. Fueron el gran sacrificio de los trabajadores españoles, de la llamada clase obrera, para salvar la democracia.
Porque si ellos no renunciasen a una parte de su poder adquisitivo, la inflación se hubiese enquistado en niveles insoportables lo cual, unido a la situación terrorista tan brutal, hubiese hecho prácticamente imposible la aprobación de la Constitución. En esencia, los Pactos de la Moncloa fueron un extraordinario ejercicio de solidaridad de los de siempre, los trabajadores.
Y todo esto tiene sentido de nuevo porque ahora dependemos de la solidaridad de las clases medias ricas del centro de Europa y de su disposición a ser solidarios con los europeos del sur, en la medida que entiendan que esta solidaridad les puede ser beneficiosa en términos económicos y sociales en el medio plazo. Es decir, que entiendan que la continuidad, y una cierta homogeneidad mínima de la Unión Europea, es beneficiosa también para ellos aunque ahora les cueste un esfuerzo económico. Les pedimos solidaridad interesada.
Por tanto, solo cuando el marco europeo esté definido, la discusión interna tendrá sentido y deberá centrarse en qué tipo de concertación, al igual que se hizo en 1977, se puede hacer para el reparto de los esfuerzos y para el mantenimiento de la equidad social.
Estoy convencido de que los españoles están preparados para unos nuevos Pactos de la Moncloa con todo lo que pueda suponer, ¿pero lo están nuestros políticos? ¿Es creíble el presidente del Gobierno cuándo habla de ello? ¿O solo lo ve como una oportunidad partidista? ¿Y la oposición? ¿Están en lo mismo?.
Hoy no somos como en 1977, no tenemos políticos con la misma altura de miras, ni siquiera con la misma preparación y visión de futuro. Hoy tenemos profesionales de la política, que han venido a servirse y a buscar una forma de vida como otra cualquiera. Solo están preocupados por ver quién sale más airoso de todo esto mirando única y exclusivamente a la próxima batalla electoral, que es lo único que les preocupa.
Publicado en PontevedraViva.com el día 10 de Abril de 2020
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