András, 05 Abril de 2020
Ya nada será igual
Nos han confinado en casa. Estamos alejados de nuestras familias, de nuestros amigos, de nuestros compañeros. Hemos dejado el trabajo y las relaciones sociales durante un tiempo, y cuando volvamos ya nada será igual. Todo será diferente porque habrá nuevas costumbres, nuevas formas de ver la vida, nuevas normas, nuevos hábitos y, sobre todo, nuevos temores, nuevos miedos...
Bienvenida sea la crítica
A medida que se han ido colapsando los hospitales, han ido apareciendo más voces críticas que afirman que no disponemos de la sanidad que creíamos tener. Pero es curioso que ninguna de esas voces dice nada de quienes aplicaron los mayores recortes en la sanidad pública y de las formidables privatizaciones, curiosamente en aquellas Comunidades Autónomas más azotadas por el virus. Si la crítica sirve para que no se vuelvan a repetir esos errores, bienvenida sea.
¿Una Unión desunida?
Hago esfuerzos estos días para no verme inundado de pesimismo. Trato de no leer demasiadas noticias y, mucho menos, escuchar el seguimiento diario que de la crisis realiza el Gobierno quién, como si de un parte de guerra se tratase, contabiliza los contagiados y los muertos diarios. Estamos ante una situación de colosales proporciones, no solo en el ámbito sanitario, que es el más urgente y el más dramático y, en definitiva, el que nos impacta más; sino también en otro muy preocupante y que está por encima de las peleas políticas domésticas en España. Se trata de la cuestión de la solidaridad de Europa. No acaban de ver que hay mucho en juego, incluso la propia Unión Europea, y parece que los dirigentes europeos van cada uno a lo suyo. Cuando vienen mal dadas, de nuevo, cada país se cierra en sí mismo. ¿No éramos una Unión Europea para eso precisamente, para estar unidos?
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