Pontevedra, 23 Noviembre de 2018
Si de verdad Pablo Casado cree que el PSOE es cómplice de un golpe de estado en Cataluña y que gobierna con el apoyo de los golpistas, lo que tiene que hacer es presentar una moción de censura a la mayor brevedad.De hecho, ya está tardando. El líder de la oposición no puede realizar tal acusación sin tomar las medidas que la democracia pone a su disposición para salvar a España, esa que tanto dice defender, de los golpistas.
El PP ha vuelto a su estado natural, al mensaje tremendista y apocalíptico,a meter el miedo en el cuerpo a la gente, a contar mentiras y a las acusaciones sin fundamento. Por eso se atreve a llamar golpista al presidente del gobierno en sede parlamentaria, acusándolo de gobernar con los que quieren romper España. Ellos hacen su papel y el problema es de quienes les hacen caso, aunque es verdad que los que tienen la mayor responsabilidad son los políticos por inocular un mensaje tan lamentable y ayudar a que se incremente la crispación en el pais.
Juega Casado con el golpismo de forma frívola porque en el fondo no le teme.Al él y a su partido les va bien con la democracia pero tampoco perderían sin ella. Por eso juegan siempre a caballo ganador, o gobiernan o crispan. Todo les vale.
Y para este trabajo, el PP tiene a la persona perfecta, al alumno aventajado de Aznar, cuya principal estrategia es volver a los años de plomo del aznarismo, generar el mayor lío posible y presentarse como el salvador de la patria. Esto no es nuevo, se llama populismo puro y duro.Además ahora, la irrupción de Vox le obliga a endurecer más aún su discurso, no se le vayan a ir los votantes de la extrema derecha que hasta la fecha les votaban a ellos.
Al endurecimiento del discurso, une Casado otro riesgo, que es el de hacerse insoportable. Desde que se ha hecho con la presidencia del PP lo tenemos cada día en los medios.Algo que, de entrada, es lógico, que el líder de un partido salga con frecuencia para dar opinión de aquellos temas que considere oportunos, en su caso podría convertirse en un error de estrategia porque se empieza a hacer cansino. No hay charco en el que no se meta, habla de todo, mezcla los temas y da igual sobre qué se le pregunten porque siempre acaba con el famoso discurso tremendista.
La división de la derecha es una buena noticia, y entre Vox, el PP y C’s se reparten el pastel.El problema es que todos juegan a ver quien es más de derechas, con discursos y propuestas muy peligrosas. Lo que está por ver es si el PSOE es capaz de hacerse con el centro que le van a dejar en bandeja, dirigiendo hacia ahí su discurso y sus propuestas de futuro.
Publicado en PontevedraViva.com el día 23 de Noviembre de 2018
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