Pontevedra, 02 Noviembre de 2018
Para celebrar el día de difuntos, de entre los muertos vienen las nuevas grabaciones de Villarejo, que se ha hecho famoso por tener documentos de audio de todo el elenco político. Tanto, que corre por el Congreso el rumor de que no eres nadie si no has sido grabado por él.
Su última víctima ha sido Cospedal,a la que las grabaciones de Villarejo le deben parecer más bien psicofonías procedentes de la planta noble de Génova una tarde en la que Mariano no estaba en la oficina. Llegó Villarejo con la grabadora en modo REC desde su casa y nueve años después salen a la luz.
Dijo Cospedal, que las conversaciones con Villarejo no aportaban nada a ningún proceso judicial en marcha. Es verdad, porque son conversaciones del año 2009, cuando comenzaba la investigación de la Gürtel, que conocemos ocho años después cuando ya se han conocido las primeras sentencias condenatorias sobre el caso, y cuando una de esas sentencias sirvió de detonante para la moción de censura que desahució a Mariano Rajoy de la Moncloay, de rebote, a la propia Cospedal de la secretaria general del PP.
Sin embargo, el hecho de que no afecte a procesos judiciales ya resueltos, no significa que carezcan de interés,y que no sea motivo de alarma general. Resulta muy interesante saber que se cocía en las cocinas del Estado en aquellas fechas para saber qué clase de relaciones son esas que mantuvieron (o igual se tienen todavía) dirigentes políticos de peso, con actores muy principales de investigaciones judiciales (policías, fiscales, jueces…).
Cospedal sostiene que en las conversaciones difundidas, Villarejo contaba a un particular lo que él consideraba que ocurría en asuntos que afectaban a personas vinculadas al PP. Sin embargo, posteriormente supimos que Villarejo, además de reunirse con particulares, lo hizo también con otros que no lo eran tanto, porque mantuvo al menos un encuentro con la propia Cospedal.
Villarejo era un policía chantajista cuya arma más codiciada era la grabadora. Era un peligro público que se reunía con cualquiera que pudiera ofrecerle algo a cambio de información confidencial. Pero tan “cloaquero” era él como los que se sentaban con él y le ofrecían, a saber qué, a cambio de información que sabían confidencial.
Publicado en PontevedraViva.com el día 02 de Noviembre de 2018
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