viernes, 2 de marzo de 2018

¿Qué será de Barcelona?

Pontevedra, 02 Marzo de 2018

Pasarán años hasta que nos demos cuenta del destrozo que los independentistas catalanes han provocado. A ellos todo esto les parece un juego porque todo sigue funcionando, los funcionarios siguen cobrando, los servicios se siguen prestando, etc… Pero el daño que le pueden llegar a provocar al país es de dimensiones incalculables. Sobre todo, cuando al frente de las instituciones tenemos a cuarteleros políticos que solo ven los intereses del partido que dicen representar.

El presidente del Parlament y la alcaldesa de Barcelona confunden sus partidos con las instituciones. Y lo que es peor, no entienden que con el cargo institucional que tienen, representan a todos los ciudadanos, no solo a los que les han votado. En apenas diez días Torrent le ha dado dos bofetadas al estado de derecho. Primero en un acto en el colegio de abogados de Barcelona, donde él mismo se retrató y quedó en ridículo. Y ahora con el desprecio al Jefe del Estado, dándole una patada a la imagen de Cataluña sin importarle las consecuencias que ello pueda tener.

Lo de la alcaldesa es más grave si cabe, porque a su desprecio a las instituciones une un sectarismo suicida que van contra su propio partido, ya que todos los estudios demuestran que su base electoral cada vez comulga menos con el procés, el soberanismo y todo este lío.

Colau, que megáfono en mano alcanzó la alcaldía de Barcelona catapultada desde la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, se ha convertido ahora en independentista, equidistante y oportunista porque es la mejor forma que tiene de agarrarse al puesto, de hecho, depende del PDeCAT y ERC para mantener el poder. Por eso se ha plegado definitivamente a los intereses independentistas, eso sí, sin reconocerlo abiertamente, no vaya a ser que la cosa secesionista no triunfe y tenga que volver a decantarse por la constitucionalista. Así es ella, camaleónica y oscura.

Pero lo que está en peligro no son los cargos de Colau o Torrent. Lo preocupante es que posiblemente pase mucho tiempo hasta que Barcelona vuelva a ser sede de un gran evento internacional porque el independentismo la va a dejar como un solar. No solo se está jugando con millones de euros en inversiones, sino que lo peor es que se está acabando con el prestigio que la ciudad tenía en el mundo ganado a pulso desde los JJOO.

Desgraciadamente tenemos que prepararnos para la idea de que esto va a continuar. Los independentistas necesitan mantener la tensión, entre otras cosas para que no les pidan cuentas del desastre histórico al que han llevado a Cataluña.

Ni el anticatalanista más furibundo podría llegar a hacer el daño al país que ellos han provocado: una fractura social que tardará décadas en cerrarse, echaron de Cataluña a miles de empresas, se están cargando el turismo, dejaron a Cataluña sin autogobierno y son incapaces de darle ahora un nuevo gobierno a pesar de contar con mayoría parlamentaria. Y todo por una causa que está muerta de inicio y sustentada en falacias.

Publicado en PontevedraViva.com el día 02 de Marzo de 2018


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