András, 05 mayo de 2023
¡Compañeros y
compañeras…! Así, es como empiezan y finalizan sus discursos los sindicalistas,
en un intento de apelar a la relación de colegueo y para parecer más cercanos a
la masa proletaria. Y hubo un tiempo en que sí ejercían como tal, porque los
líderes sindicales eran unos trabajadores como otros cualquiera, pero que
tenían el arrojo de defender ante los empresarios los derechos suyos y los de
sus compañeros. Por eso se dirigían a los trabajadores como lo que realmente
eran, compañeros y compañeras.
Pero eso ya no es así. Desde que han alcanzado el escalón más alto de la pirámide laboral en lo que a retribuciones se refiere, desde que se han dedicado a vivir sin trabajar, desde que ser liberado sindical es más rentable que trabajar cada día, desde ese día, han dejado de ser compañeros para convertirse en casta. Otra más, de tantas que hay en este país.
En este caso una casta que vive de seguir engañando a los trabajadores y que no le importa lo más mínimo los problemas de los que llegan justos a fin de mes o de los que están en el paro, porque solo vive para hacer política. Una política interesada que les permita continuar chupando del bote de los presupuestos generales del estado. No seré yo quien cuestione la necesidad de los sindicatos, pero sí me atrevo a decir que estos sindicatos no representan a los trabajadores, porque se han convertido en todo lo contrario de lo que debe de ser una fuerza sindical.
Sus dirigentes son ricos que viven de no hacer nada y cada vez están más alejados de la realidad. ¿Qué diferencia hay entre el secretario general de UGT y el presidente de la patronal? Ya solo les diferencia el pañuelo al cuello que lleva el primero y la corbata del segundo. Los sindicatos están de capa caída por la perversión del sistema que los sostiene, y la prueba es que si tuvieran que vivir de las cuotas de sus afiliados no tendrían ni para pagar las pancartas que lucen en las manifestaciones.
Publicado en PontevedraViva.com el día 05 de mayo de 2023
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