viernes, 12 de mayo de 2023

¡Aquí no paga ni Dios!

 András, 12 mayo de 2023

En contra de las reivindicaciones históricas de la izquierda para retirar las prebendas que tenía la Iglesia Católica, el Gobierno ha decidido extender sus privilegios fiscales a otros cultos existentes en España, en una decisión que supone un auténtico disparate, y que va en la dirección contraria al camino que debería de recorrer un Ejecutivo de izquierdas.

Voces hay que saludan la medida como ecuánime y laica porque lo que hace es igualar a todas las confesiones, y visto desde ese punto de vista, parece justo que las religiones que operan en España, sean las que sean, tengan los mismos derechos y las mismas obligaciones.

Pero le va a costar al PSOE justificar esta medida entre su parroquia porque, a pesar de que lo quieren vender como un paso más hacia la aconfesionalidad del Estado, la verdad es que no es así. Un estado aconfesional y laico lo que tiene que hacer es todo lo contrario, un ejercicio radical de división entre Iglesia y Estado. Durante toda la vida he creído que la aconfesionalidad del Estado consistía en retirar los privilegios a cualquier confesión religiosa, pero ha tenido que ser un gobierno socialdemócrata el que me haya quitado la venda de los ojos.

En todo caso, el debate no debe centrase en eso, sino en el propio hecho de las excepciones fiscales, porque si ampliamos el foco a toda la población que religiosamente paga sus impuestos, se trata de una medida muy injusta. Sobre todo, si tenemos en cuenta que esta excepción no se aplica únicamente a las confesiones religiosas.

Hay cientos de asociaciones exentas del pago de este impuesto y, por supuesto, también lo están los partidos políticos y los sindicatos. ¿Qué razón hay para que todos estos no paguen el IBI? ¿Por qué tenemos que soportar todos, las obligaciones de unos pocos, los cuales, además, no parecen tener ningún problema para afrontar los pagos?

En definitiva, el Gobierno se ha equivocado adoptando una medida injusta que agranda un poco más la brecha entre la ciudadanía trabajadora y la minoría privilegiada. El objetivo debe ser que cada vez más gente pague impuestos, no al revés. Con tantas excepciones, parados, fraude y economía sumergida, vamos a acabar con el estado del bienestar, a costa de exprimir siempre a los mismos.

Publicado en PontevedraViva.com el día 12 de mayo de 2023

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