András, 27 Octubre de 2020
En el día en que el Gobierno aprobó el borrador de los presupuestos generales del estado, más de 18.000 españoles se contagiaron de coronavirus, y 267 fallecieron de lo mismo. Este es el marco de fondo en el que nos movemos, no es una realidad paralela ni ficción, es el panorama tenemos y, consecuentemente, debería condicionar directamente en qué se quiere gastar el Estado el dinero.
Lo mejor de los presupuestos es que so los más expansivos de la historia de la democracia y, en ese sentido, parece que se adaptan a la situación en la que nos encontramos, porque es urgente que el sector público salga al rescate del sector privado.
Lo peor son las subidas de impuestos, que estarían perfectamente justificadas viniendo de un gobierno de izquierdas, pero en otro momento, ya que, en la actual situación en la que nos encontramos, no tienen sentido.
Es cierto que en la situación de enorme crisis que estamos viviendo, cuando el sector privado lo está pasando fatal, los gobernantes han de exprimir al máximo al sector público tratando de ejecutar el máximo gasto, han de tratar de bajar impuestos y, cuando menos, no subirlos.
Pero los han subido, y eso solo responde a la imposición de la parte morada del Gobierno, porque es sabido que ni el propio presidente del Gobierno cree en ello. Es solo un guiño a la galería, es querer poner su sello en los presupuestos, y deberían entender que no estamos en un momento para hacer ideología con el dinero, sino para ser pragmáticos.
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