András, 23 Octubre de 2020
La mejor prueba del poco interés que muestran nuestros dirigentes por los problemas de la sociedad, es la convocatoria de una moción de censura en plena ola de crisis sanitaria. No hay prueba más contundente que demuestre el desprecio que nos dispensan y el nulo interés que ponen en resolver los problemas que nos asolan.
El número de infectados aumenta exponencialmente a pasos agigantados, más gente en las ucis, más muertos, las Comunidades Autónomas desbordadas desde que, por cierto, se han hecho con el supuesto control de la situación, y las medidas que se aplican no funcionan porque no se toman con la determinación necesaria. En definitiva, la gente está más asustada y desconcertada que nunca, incluso más que cuando empezó todo.
Pero a ellos esto no les importa, están a otra cosa, a lo suyo, a poner trabas y a tratar de derrocar al Gobierno solo por intereses partidistas. Quítate tú para ponerme yo, es el eslogan perpetuo de nuestros dirigentes, y define perfectamente la presentación de una moción de censura sin programa de gobierno por parte del candidato. Así somos, así estamos y así nos va, a la cola de Europa en todo menos en infectados por la pandemia y en número de fachas por metro cuadrado. En eso, encabezamos el ranking con diferencia.
Ya sabíamos que en España hay una semilla fascista que hibernó en el PP durante cuarenta años, pero la han dejado germinar, ha crecido, se ha independizado y ahora, quiere el poder. Vox ha revivido al franquismo, y con ellos vienen la homofobia, el machismo, el catolicismo rancio, el autoritarismo, el nacionalismo extremo, la xenofobia... en definitiva, la división y el miedo.
Vivimos en una larga y constante carrera de obstáculos que no acabamos de superar y que algunos se empeñan en alimentar. Nostálgicos de tiempos en blanco y negro, de una etapa oscura de nuestra historia, pretenden retroceder en derechos y se agarran al discurso más populista y fácil de vender que existe. Pero la culpa no es solo de ellos, sino de quienes lo han permitido y de quienes, con sus votos, les dan aire. Que tome nota el PP, porque debe decidir entre diferenciarse de una vez por todas, o reivindicarlos como hermanos.
En definitiva, mientras el país supera ya el millón de contagiados por la pandemia, los herederos de Franco, nostálgicos de la dictadura, juegan a perder el tiempo en el Parlamento para enseñar los dientes y recordarnos que, probablemente, el peor de los virus a los que nos enfrentamos no es el coronavirus, sino el virus facha.
Publicado en PontevedraViva.com el día 23 Octubre de 2020
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