viernes, 24 de julio de 2020

A medio paso de la irrelevancia

András, 24 Julio de 2020

Podemos está en horas bajas, incluso, por momentos, en horas muy bajas. En las últimas elecciones vascas y gallegas, sufrió una cornada que podría ser mortal. Con sus marcas locales, confluencias o como lo quieran llamar, pero salió totalmente derrotado, rozando la humillación. El palo, por mucho que lo quieran disimular, ha sido tremendo, sobre todo en Galicia, donde ha pasado de 14 escaños a la más absoluta irrelevancia. 


La verdad es que el tropezón se produjo hace ya bastante tiempo, y venían dando tumbos, por lo que la caída era de esperar. No alcanzar siquiera el 4% de los votos, a pesar de contar en sus filas con la ministra de Trabajo como la persona con más visibilidad y con buena prensa además, es realmente un rotundo fracaso. 


Es una pena que los nuevos partidos no hayan aportado nada nuevo que mejorase lo que teníamos. El pluralismo es muy importante en una democracia, y la diversidad de ideas, la crítica a los que ostentan el poder, la oposición firme pero leal, son tan necesarias como los gobiernos sólidos. El problema es que Podemos quiso asaltar el poder para cambiarlo todo y se han confundido, porque a día de hoy, ni ellos mismos saben cuáles son sus principios.


Seguramente la debacle se debe a una “confluencia” de factores, pero se han pasado tanto tiempo tratando de confluir, en ponerse de acuerdo, en pactar entre ellos, en encontrar un mensaje claro y, sobre todo, un nombre único y duradero que ofrecer a la ciudadanía, que finalmente han “desconfluido”.


La noche de autos Pablo Iglesias no dio la cara, pero admitió la derrota en las redes sociales diciendo que hay que hacer autocrítica, y ya sabemos lo que pasa cada vez que Iglesias dice que hay que hacer autocrítica en Podemos, que se cae del cartel del partido algún dirigente y se refuerza en la dirección el propio Iglesias. 


Podemos jugó a ser nacionalista, a asumir y ponerse al frente de sus reivindicaciones. Usaron el nacionalismo catalán como arma para dañar a la derecha, tratando de hacernos ver que el independentismo es solo una víctima de las políticas conservadoras. Esa ambigüedad, ha provocado que la gente prefiera, como siempre, el original a la copia. Por eso se han desplomado y sus votos han ido a parar a BILDU y el BNG. 


Si, como parece, la estrategia de Pablo Iglesias para tratar de recuperar el terreno perdido pasa por una radicalización ideológica del partido girando hacia posturas más extremas todavía, sin duda, de ahí a la irrelevancia hay medio paso.


Publicado en PontevedraViva.com el día 24 Julio de 2020





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